sábado, 4 de julio de 2015

Crucifixión Y Resurrección

Se crucifica el cuerpo, el espíritu no puede ser crucificado. El cuerpo puede ser destruido, el espíritu no puede ser destruido.

El cuerpo es denso: una espada puede cortarlo, el veneno puede matarlo; incluso aunque nada vaya a matarlo, la muerte llegará y el cuerpo se habrá ido. Tiene que marcharse, está sujeto a irse; solo permanece allí en el momento presente. Aquellos que son conscientes, utilizan su tiempo para crear espíritu en ellos.

El cuerpo es como las uvas. Las uvas tienen que extinguirse. No puedes guardarlas por mucho tiempo —se pudrirán; pero de ellas puedes hacer vino, por eso también se le llama «espíritu». Puedes crear espíritu de tu ser, un vino. Las uvas no puedes acumularse, son temporales, momentánea. Pero el vino puede permanecer siempre. De hecho, cuanto más añejo, más preciado y valorado es. Tiene una duración atemporal, algo que pertenece a la eternidad.

El cuerpo es como las uvas, y si lo utilizas correctamente, puedes crear vino dentro de ti. El cuerpo desaparecerá, pero el vino puede permanecer, el espíritu puede permanecer.

Jesús ha hecho muchos milagros. Uno de ellos es transformar el agua en vino. Esto es una metáfora —no lo tomes literalmente. Si lo tomas literalmente, destruyes su significado, su sentido. Y si tratas de demostrar que es un hecho histórico, eres un estúpido y, contigo, Jesús también parece un estúpido. Son metáforas del mundo interior.

El mundo interior no puede ser expresado literalmente, sino simbólicamente —solo alegóricamente. Convertir el agua en vino únicamente significa crear lo eterno, convertir lo que no perdura en aquello que sí perdura.

Si guardas agua, antes o después empezará a oler mal. Sin embargo, puedes guardar vino durante años, siglos; y cuanto más tiempo pase mejor será, más fuerte, más potente. El vino es una metáfora de lo eterno.

Jesús se transforma a través del sacrificio. Nunca nadie puede transformarse sin sacrificio. Tienes que pagar por ello: la cruz es el precio que se paga. Tienes que MORIR para volver a nacer, tienes que perderlo todo para ganar a Dios.

Osho, El significado Oculto de los Evangelios


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