martes, 28 de julio de 2015

La Realidad Puede Ser Una Cosa Distinta De Lo Que Creemos


Un médico es llamado junto al lecho de un enfermo. Después de haberlo examinado en privado pasa a la habitación de al lado y dice a su esposa:
-No se inquiete, señora, su marido no tiene nada. Simplemente cree que está enfermo.
Una semana más tarde, el doctor telefonea:
-¿Qué me dice, señora? ¿Cómo va su marido?
-Igual, imaginándose cosas. Ahora simplemente cree que está muerto.

La realidad puede ser una cosa distinta de lo que creemos. Muchas veces la persona que insiste en darnos un consejo no nos lo está dando a nosotros, sino a sí misma:

-¿Cómo fue? ¿Hizo efecto el medicamento que le receté? -pregunta un médico a su paciente.
-¡Claro que sí! ¡Me ha hecho muchísimo bien!
-¿De veras?
-¡Sí, de veras!
-Ya que usted lo dice, voy a probarlo yo: tengo el mismo problema, que tenía usted.

Este médico prescribe remedios que él mismo no ha probado. Da consejos para ayudar a las personas a solucionar un problema cuando, sin embargo, él experimenta en carne propia ese mismo problema. En una historia iniciática hindú, atribuida a Gandhi, la actitud del sabio es muy distinta:

Una madre visita a un gurú para pedirle que hable con su hijo y lo induzca a que deje de tomar azúcar. El gurú comprende su petición y le propone que regrese una semana más tarde. Así lo hacen. En esta ocasión, el gurú se dirige al niño:
-Muchacho, ¡deja de comer azúcar!
 Sorprendida por la brevedad de su intervención, la madre pregunta al gurú:
-¿Para esto tuvimos que esperar una semana? ¡Usted podría haberle dicho lo mismo la primera vez que estuvimos aquí!
-Les hice esperar una semana porque, entonces, yo aún tomaba azúcar.

Cuando buscamos un consejo, la elección del consejero requiere una atención rigurosa. Una cosa es el conocimiento que adquirimos deduciéndolo de palabras; y otra, el conocimiento que resulta de la suma de acciones que hemos hecho para adquirirlo. Un curandero no debe recomendar una acción que él mismo no es capaz de cumplir.
Algunas personas, por miedo o pereza de trabajar en sí mismas para conocer su auténtica naturaleza, sintiéndose mutiladas de su tesoro interior se inventan creencias, sentimientos, deseos y aspiraciones, mintiéndose sin cesar. En todas sus relaciones aparentan ser lo que no son. A causa de esto, en cuanto se encuentran frente a una persona verdadera, se inquietan y tratan consciente o inconscientemente de dañarla. El mejor modo de hacerlo es dando «amistosos» consejos, que son empujones hacia una vida falsa y, por eso mismo, destructiva.
A pesar de todo, con lo que consideramos «nuestros defectos» podemos llegar
a realizamos.

Alejandro Jodorowsky
Ilustración: Lying by Elena Calderas 

No hay comentarios:

Publicar un comentario