miércoles, 1 de abril de 2015

Alejandro Jodorowsky: “El Cine Es Una Industria Y Todo Es Un Negocio” (Entrevista)

POR ALBERTO QUINTANILLA

Alejandro Jodorowsky dirigió en 1990 “El Ladrón del Arcoiris”, un film del que no quedó satisfecho y que conllevó problemas con sus productores. Tuvieron que pasar 23 años para que el chileno rodara “La danza de la realidad” el pasado año, que se estrena ahora en cines en España. En el film realiza un recorrido sobre sus recuerdos de infancia, a los que dota de imágenes oníricas y muy personales basándose en los textos de dos novelas propias: “La danza de la realidad” y “El niño del Jueves Negro”.

¿Por qué abandonó su faceta de director y ha pasado tanto tiempo entre película y película?

En realidad nunca me fui. Lo que pasó es que en todo ese tiempo no pude conseguir el dinero que necesitaba para hacer el cine que yo quería. El cine es una industria y los productores se aterran porque son cobardes ante el cine de arte. Yo, como hormiga, fui reuniendo en una cuenta en el banco todo lo que podía. Llegué a reunir 500.000 dólares en 22 años. Y después, por milagro, conseguí 3,5 millones de inversión y con esos 4 millones de dólares en total hice la película.

¿Qué opina usted del cine como medio artístico?

Para mí el cine es el arte mayor que existe pero está hecho para fabricar dinero. Esa es su principal finalidad hoy: invertir millones y ganar millones. No nos dejan hacer arte. No les conviene que fabriquemos valores espirituales. No les conviene que nos demos cuenta de que estamos presos y no tenemos libertades de creación. El ser humano es sublime y no una bazofia como nos muestran. Todo es un negocio: lo que llaman patria, guerra, política, religión... Hay elementos en la película muy personales.

¿Cómo afrontó el trabajo del film?

He trabajado a partir de lo que vi. Por ejemplo, el heladero que aparece estaba allí y los mutilados que aparecen existieron también. Es verdad que luego yo reduzco todo a símbolos míticos, les doy un sentido. El carpintero José es un carpintero real de 86 años al que llevé a Chile a filmar. No es un actor. Es él tal cual. Mi hijo Brontis Jodorowsky actúa representando al que fue mi padre, su abuelo real. Todas estas cosas producen un efecto.

“ES INSTINTIVO AMAR EL SITIO DONDE UNO NACE”

¿Qué ha supuesto para usted volver a Tocopilla, su ciudad natal?

Hay que decir que Tocopilla es un pueblo olvidado. Es parecido al Macondo de García Márquez. No habían construido nada allí en 80 años. Todo sigue igual y nada ha cambiado. Es una ciudad desértica, un sitio donde no había llovido en tres siglos. Allí nadie vive más allá de los 55 años porque agarran un cáncer por trabajar en la fábrica. Yo sufrí mucho en Tocopilla pero cuando mi padre me dijo de un día para otro “nos vamos a Santiago” lo pasé mal porque es instintivo amar el sitio donde uno nace. Volver allí a rodar ha servido para perdonar a la gente que me rechazaba y a cambio he dado a conocer el lugar gracias a la película. Me han declarado hijo predilecto de la ciudad y vencí el mal recuerdo que tenía. Perdoné a la ciudad y ella me aceptó.

¿Por qué hay tanto surrealismo en la película?

Yo no me considero surrealista. Soy realista artístico. El mundo no es una cosa racional sino que tiene muchas cosas irracionales que ocurren sin más. Piensa en alguien o habla de él hoy y mañana te lo encontrarás ¿no te ha pasado? Se llama sincronicidad. Tú, por ejemplo, todas las noches cuando sueñas eres surrealista con tus millones de neuronas en el cerebro. Lo que yo hago es usar al ser humano completo, tal y como es.

¿Buscaba un lenguaje evocador parecido al que transmitía Fellini al mostrar en sus películas los recuerdos de niñez?

Bueno, hay una diferencia y es que yo no hablo en mi película de lo mismo que Fellini en Amarcord. Él daba una visión nostálgica maravillosa de lo que vivió de niño. Yo trabajo con los personajes para cambiar el pasado. Es una visión terapéutica pero sin nostalgia. Yo lo pasé fatal y hasta me quería suicidar.

"NO HAGO CINE PARA GANAR DINERO"

¿Qué tipos de directores le parecen interesantes y que pueden seguir su estela?

Me gustan cineastas actuales como Nicolas Winding Refn, al que quiero mucho y es amigo mío. Le he dicho que tiene un peligro, que es meterse en hacer una película por año y entrar en la industria. Toda la gente con talento que he conocido se pierde en la industria. La industria no les deja crear y al final les destroza. Ya pasó con grandes genios como Orson Welles, Erich Von Stroheim, Tod Browning. Hasta a Tyrone Power cuando intentó hacer de borracho y cambiar su registro de galán lo destrozaron. Otro cineasta que es muy amigo mío y me gusta es Marc Caro. Ha apostado por la creatividad.

¿En qué faceta prefiere lograrla: como escritor, pensador, filósofo, cineasta, psicomago, poeta?

Hago de todo. Me lo paso bien con todo. Realmente no hago cine para ganar dinero. Me gano la vida haciendo un cómic cada mes o dos meses. Lo que más me cuesta es la poesía. Un poema se puede trabajar hasta un mes, como una pintura. Es el arte más difícil y a la vez el más barato, el que no se vende y es el más importante, como una columna vertebral. Llevo haciendo poemas desde los 17 pero hasta los 60 no me atreví a publicar mi primer libro de poemas.

¿Qué le da el cine que no le proporcionan otras actividades?

Una cosa que me encanta del cine es la edición. Los críticos solo ven la historia pero hay otras cosas increíbles como es editar, poner sonidos a la película: los pasos, el viento, incluir el color y las voces. Elegir la música, que es un personaje más. Luego los decorados, el vestuario... Pero lo más artístico es la preparación de la película. Para La danza de la realidad necesitaba un actor sin manos, un caballo que no fuera domado y al que pareciera que vamos a matar sin matarlo... cosas complicadas de conseguir. El cine es un arte completo.

“LA SOCIEDAD SOLO TE ENSEÑAR A SER YO PERO NO HAY YO SIN TÚ"

¿Por qué cree que es tan importante la infancia para el ser humano?

Porque todos tenemos un niño interior. Yo investigo en ello. El niño interior existe y hay que trabajarlo. Es muy malo que el niño interior te guíe y te haga pueril. Hay que dominarle, hacer que te siga y no que le sigas tú a él. Igual ocurre con el ego. Si te guías por el ego te vuelves narcisista y egoísta. Como ocurre con el niño interior, también hay que educarlo para ver la existencia del otro. Estamos en una sociedad donde solo te enseñan a ser yo pero no nos damos cuenta de que no hay yo sin tú.

¿Recomienda usted al espectador que lea primero la novela y luego vea la película o al revés?

Primero que vea el film, que llegue virgen a él. Quiero que cada persona tenga su propia reacción. No soy Hitchcock que ya sabía lo que iba a provocar en cada escena. Yo no guío al público sino que le dejo libre para que reaccione como ante un sueño o una obra de arte.

¿Habrá secuela de “La danza de la realidad”?

Sí. He conseguido por ahora la mitad del presupuesto, unos dos millones de dólares. Se llamará “Poesía sin fin” y comprende mi etapa de los 17 a los 24 años. Es cuando me sentía libre y donde hago la paz total con mis padres y mi abuelo. El personaje se encuentra, se hace poeta y termina el sufrimiento.

¿Puede afirmar que la película tiene elementos de lo que usted llama psicomagia?

Claro. Cuando pinta la madre al niño de negro es psicomagia. Cuando la madre se pasea desnuda por el bar, también. Ahí quería decir que si quieres pasar desapercibido, puedes. Pasar desapercibido es maravilloso aunque confieso que me cuesta pero logro hacerlo. Otra cosa que logré el otro día fue tocar a un desconocido cuando él pensaba que yo era su mujer. Los dos nos echamos a reír. Hoy en día no se puede tocar a un desconocido. El tacto está prohibido en nuestra sociedad.

¿Qué principal miedo atenaza al ser humano, según usted?

El primer miedo que debería perder el ser humano es el del miedo a morir. Cada cuerpo quiere ser inmortal. Mi cuerpo se aterra ante la idea de morirse pero mi ego y mi alma ya lo aceptaron. Del mismo modo también se debe aceptar el fracaso. Si crees en ti el fracaso es bueno. Yo acepté el que tuve con la película Dune, que finalmente no pude hacer.


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