Luego de una estremecedora tormenta, se suscita una sublime conversación entre el Sol, el Agua y la Tierra. En el encuentro, se dieron la bienvenida y se hicieron la venia.
-Dice el sol: desde la distancia vi unos rayos que estremecían el cielo; cuando bajé la mirada, vi que eran ustedes, mi amada Tierra y mi fluida Agua. Mis cachetes se enrojecieron de ver tanta belleza, era una fuente de destellos y apasionados truenos, parecían besos interminables, y vi un juego de rayos centelleantes en señal de profundo amor.
-Y le contesta la Tierra:
Cada que estoy seca, empiezo a rugir llamando a mi amada Agua. Cuando ella llega, nos abrazamos como si fuera nuestro último encuentro. Ella me hace estremecer hasta perder la cabeza, y me humedece hasta entrar en cada una de mis más profundas grietas, abriendo causes para que recorran de este a oeste y de norte a sur para alimentar mis más preciados habitantes, las plantas, lubrico mis riveras, limpio los deshechos hechos por los depravadores monstruos que viven de mi cuenta.
Nuestros encuentros son sublimes, a veces sutiles, otras veces pasajeros y muchas veces profundos y duraderos, envueltos en una danza infinita de amor y belleza.
Lina Muses
Receptiv@ hacia el cielo, activ@ hacia la tierra
Alejandro Jodorowsky
Ilustración: Andrej Mashcovtsev
Artículo tomado del blog de Lina Muses
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