Para trabajar con la creatividad hay que ser críticos con uno mismo y con todo lo que representamos. Cuando miro a una persona, puedo ver en qué estado se encuentra su cuerpo. También puedo ver sus tensiones mentales, cómo su espíritu está replegado. En otros, percibo las dudas que tienen sobre sí mismos o bien la educación recibida como una pesada costra, ya que los han educado desde la racionalidad. Otros bailan todo el tiempo con las cosas del pasado. Cuando miro, no lo hago con una mirada crítica sino con una mirada creativa. Si leo el tarot a alguien veo a la persona íntegramente, porque prescindo de mis límites para ello. Esto es sólo un ejemplo de creatividad.
Quiero explicar qué es la creatividad en su conjunto y por qué la creatividad es tan rara. La creatividad es tan extraña que con ella se puede llegar a ser Cristo, Buda, la Virgen o Atenea. La creatividad está relacionada con la religión y también con los mitos. A mí me ha salvado la vida. Por eso voy a introducir este curso contando cosas de mi pasado.
Os diré que nací en un barrio obrero, que mi padre tenía una tienda y era comerciante. Lo cuento en un libro que se llama La danza de la realidad. Vine a parar a un mundo muy limitado y pensé que la creatividad era la única llave que tenía. Lo cierto es que me gustaba estudiar, era un buen estudiante, pero me aburría un poco. Como mis tíos, a los que detestaba, eran universitarios, abandoné la universidad. Entonces me dije a mí mismo: «La única llave que puede salvar mi vida es la imaginación».
Pero ¿cómo se desarrolla la imaginación? En mi caso no resultó difícil. Yo había aprendido a leer a los 5 años y pasaba gran parte de mi tiempo entre libros: cuentos de hadas, historias de todo tipo... Desarrollé la imaginación a través de la lectura. El imaginario formado a través de los libros es siempre un imaginario intelectual, pues pasa por las palabras. Pero la imaginación es mucho más que eso. La creatividad desborda las palabras.
Uno de los grandes enemigos para crear es la moral. Hay que ser amoral para desarrollar la imaginación. La moral nos aprisiona el imaginario. Hay que ser valientes y prescindir de esa muleta.
Alejandro Jodorowsky
Ilustración: monoperro
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