jueves, 30 de abril de 2015

Alejandro Jodorowsky: “El FONDART (Fundar Arte) Se Convirtió En Un FONDEART (Fondear Al Arte), Lo Que Es Una Cretinada”. (Entrevista)

Mimo, marionetista, instructor del tarot, consejero en tuíter, sanador psicomágico y cineasta. Alejandro Jodorowsky por estos días recolecta fondos, a cambio de “dinero poético”, para financiar su próxima película, donde recreará sus años de poeta adolescente en el barrio Matucana. Mientras tanto, con esta edición de The Clinic (jueves 30 de abril) les regala a los lectores el DVD de “La danza de la realidad”, su más reciente film. Aquí explica su diferencia con Alexis Sánchez y propone un nuevo lema para el escudo nacional.


-¿Por qué vas a regalar tu película “La Danza de la realidad” a los lectores de The Clinic?

A.J.: El cine ya no es arte, es una industria cuyo único objetivo es ganar dinero. Regalo mi película para demostrar que la finalidad del cine, como de todo arte verdadero, no es fabricar dólares, sino fabricar conciencia mediante una comunicación de alma a alma.

-La película muestra a la Tocopilla de tu infancia, bastante truculenta. ¿Te tocó un mal lugar para crecer?

A.J.: A mí no me tocó Tocopilla. Yo, por mi mentalidad de mutante, le toqué a Tocopilla. Una ciudad normal y pequeña que me tuvo que soportar. La truculencia surgía en los lugares donde yo aparecía.

-¿Cuál es la diferencia entre la Tocopilla que le tocó al cabro chico Jodorowsky y la del cabro chico Alexis Sánchez?

A.J.: Yo me abrí paso en esa realidad leyendo libros, y ahí habían muy pocos. Alexis se abrió paso dando patadas, y ahí habían muchas. Tocopilla vive aplastada por la pata cancerígena de la fábrica de electricidad.

-A propósito, en Tocopilla iban a poner una calle con tu nombre pero al final se la dieron a Alexis. ¿Te pareció razonable que primara la magia del Niño Maravilla?

A.J.: Es normal. Todos los tocopillanos comprenden el fútbol, porque viven siendo pateados por las industrias mineras. Muchos menos entienden al surrealismo.

-Tu próxima película se va a tratar de tu adolescencia en el barrio Matucana, en Santiago. ¿Por qué se va llamar “Poesía sin fin”? 

A.J.: Entre 1945 y 1955 Chile, alejado geográficamente de la tragedia mundial, vivió un paraíso poético. Para nosotros, los jóvenes, la poesía era una meta sagrada. Yo viví en la calle Matucana desde los 10 hasta los 17 años, edad en que, gracias a la poesía, me liberé de mis padres y de ese feroz barrio obrero. Conocí y frecuenté a Enrique Lihn, Nicanor Parra, Luis Oyarzún, Jorge Edwards, Enrique Lafourcade, Stella Díaz Varín, Violeta Parra, y tantos otros, todos seres iluminados en busca de expresar su alma.

-¿Y tú también empezaste a escribir poesía?

A.J.: Siendo amigo de poetas tan geniales, me acomplejé. Para no ser criticado por ellos, me presenté como autor de cuentos, mimo, marionetista. Sólo a los 60 años de edad me atreví a publicar, en Italia, mi primer libro de poemas.

-Recolectando fondos para “Poesía sin fin” ofreciste a cambio “dinero poético”. ¿Cuánto vale tu dinero poético? ¿Cómo se usa?

A.J.: Los billetes no tienen un contenido material. En los viejos tiempos eran recibos que correspondían a cantidades de oro. Hoy son producto de complicadas especulaciones, sin más realidad material que una lista de números en una cuenta bancaria... El dinero poético está lleno de talento. Vale por lo que tú llegues a realizar en el mundo espiritual. Si alguien confía en mi arte, ese billete que le doy, hoy sin valor comercial, más tarde, si paso a la historia del arte, multiplicará su valor y se convertirá en un tesoro que le comprarán los coleccionistas.

-Durante el estreno de “La Danza de la realidad” lanzaste duras críticas al FONDART por no financiar tu película y al jurado los trataste de cretinos. Con este nuevo proyecto, ¿piensas postular nuevamente a un fondo o prefieres no tratar con cretinos?

A.J.: Hacer una cretinada no significa ser cretino, tanto como robar algo no significa ser para siempre un ladrón. Estamos cambiando continuamente. El FONDART (fundar arte) se convirtió en un FONDEART (fondear al arte), lo que es una cretinada. Pero esos jurados, viendo que perdieron la ocasión de ayudar a una obra de cine chileno y ser aplaudidos en Cannes y el mundo entero, pueden abrir los ojos y salir del fondeadero.

-¿Cómo has visto a Chile desde fuera? ¿Ves las noticias o te dan lata?

A.J.: Cómo quieres que vea a Chile desde fuera si lo llevo dentro de mi ser. Leo siempre las noticias, con la mayor compasión posible. A veces tengo ataques de tristeza al comprobar que solo quedan las empanadas, y que los pequenes han desaparecido. También sufro al saber que el ají chileno ya no pica. Y ni me extraño que todavía impere la neurosis social, muy semejante al apartheid en África. Lema para el escudo nacional: “¡Pocos con mucho, muchos con poco!”.

-Hace un tiempo anunciaste que todos somos inmortales. ¿Podrías confirmarlo?

A.J.: Si le quitas la T a inmortales, te lo puedo confirmar.

Fuente: The Clinic 
Foto: Agencia Efe

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