Patanjali: observar la respiración
Lao-Tsé: serenar la mente
Buda: aceptar la verdad
Jesús: el despertar del corazón
Mahoma: la curación emocional
Gurdjieff: el recuerdo de uno mismo
Krishnamurti: experimentar la dicha
La práctica de la meditación no sólo alivia la tensión emocional, sino que abre el camino a una conexión más profunda con nuestro núcleo espiritual. Quienes deseen aprender a meditar o intensificar su práctica de meditación encontrarán aquí una guía exhaustiva para su práctica diaria.
Por más divergentes que puedan parecer las teologías, filosofías, dogmas y rituales de las grandes tradiciones espirituales, la intención subyacente de sus maestros era extraordinariamente similar: orientarnos hacia el contacto regular con lo divino.
Lo más conveniente para recorrer el camino espiritual no es convertirse en un fiel devoto de un gurú o maestro concreto, sino buscar nuestro propio núcleo interior y acceder así, directamente, a la sabiduría imperecedera. A menos que se dé una autentica revolución psicológica, las meras reformas introducidas en la periferia surtirán poco efecto. Esta revolución psicológica es posible a través de la meditación.
Todas las grandes técnicas meditativas del mundo se basan en un entendimiento psicológico unificado del funcionamiento de la mente y de los mejores pasos a seguir para proyectar nuestra conciencia hacia los ámbitos más profundos de la percepción espiritual. Cualesquiera que sean nuestras creencias teológicas o filosóficas, la verdadera experiencia espiritual directa que se encuentra más allá de las ideas y los pensamientos humanos es universal. Por este motivo este trabajo es igual de válido tanto para un budista, como para un cristiano, un taoísta, hindú, teósofo, científico, etc.
Según Alejandro Jodorowsky, la forma de meditar no es importante. Conviene no prestar excesiva importancia a las posiciones, y no caer en rigideces.
Fuente: Asociación Zhengqi
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Imagen: Kahir Trying to Meditate by Angela Cosenzo
Montaje de Imagen: Manny Jaef
@alejodorowsky en Twitter
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