viernes, 3 de abril de 2015

Reseñas Pánicas: Las Gemelas Rivales


En 2014 se publicó la segunda parte (y final) de la famosa precuela de La Casta de los Metabarones realizada por Alejandro Jodorowsky y Xulio Das Pastoras.

La violencia en tiempos de psicomagia

El segundo libro de Castaka es la historia de la familia de Dayal y se centra en la importancia de las hijas, Myrtha y Narda. Ambos personajes se ven sometidos a distintos ritos iniciáticos y entrenamientos severos para ser verdaderas guerreras. Jodorowsky las convierte en piratas espaciales y les da una caracterización muy varonil, ya que buscarán junto con su padre y madre un nuevo lugar para vivir en tranquilidad. La paz nunca reina en esta historieta y la constante búsqueda por sobrevivir sólo da desolación, sufrimiento, violencia y sacrificios.

La muerte es uno de los temas más importantes en esta historia, como por ejemplo, la de la madre de Mythra y Narda, que genera un crecimiento en ellas y un sufrimiento en Dayal. Los tres personajes no sólo serán marcados por ese evento sino también por el asesinato de un gran pájaro en un planeta, donde buscaban la paz y el exilio de la sociedad. El legado del gran pájaro los marcará para darles un poco de esperanza en ese lugar y encontrar la utopía familiar que deseaban.

La transformación del cuerpo es un tema recurrente en el universo de La Casta de los Metabarones y en Castaka también, ya que Myrtha y Narda deberán someterse a unas operaciones para fusionarse y convertirse en una nueva mujer. Jodorowsky busca una evolución femenina que nunca se logra desarrollar y se transforma en una excusa para darle un descendiente a Dayal. No hay elementos de misoginia hacia Narda y Myrtha pero el sufrimiento y el dolor que padecen durante la historieta es inhumano; aunque está justificado y son actos de fe y amor según la coherencia y estética del universo propuesto por El Incal.

La obsesión por la violencia y el amor es un clásico en los comics de Jodorowsky, ya que la violación o un beso se transforman en una tragedia o en una historia delirante que no tiene final un coherente. Excelentes ejemplos sobre esos temas son El Incal, El Corazón Coronado y Alef Thau. Durante la década de los ’60, sus textos pánicos ya marcaban una tendecia hacia los sacrificios, lo duro, la crítica a la sociedad y los personajes marginales, pero esto no se vería con claridad hasta que el escritor hiciera cine e historietas. En Castaka, Jodorowsky se da el lujo de tener una mejor escritura, una claridad de conceptos que le otorgan la experiencia y la cantidad de años en la industria. Sus 85 años no sólo demuestran su lucidez, sino que sus diálogos reflexivos y su voz en off tienen un sello poético que define a todo su relato.

La diferencia entre el primer y el segundo tomo en el arte de Pastoras es mínima, ya que el color es el mismo y el impacto en la narrativa es igual. Das Pastoras se luce con hermosas escenas de violencia y con la muerte del gran pájaro, ya que comprende que todo acto perverso tiene amor y lleva arte en sus venas. Al igual que la mítica foto del escritor japonés Yukio Mishima posando como San Sebastián, con esas flechas incrustadas en su cuerpo, el dibujante español muestra las escenas de combate más demenciales entre Myrtha y Narda contra los piratas. La belleza en los ojos y la frialdad componen viñetas que tienen ideología y un compromiso digno de un acto psicomágico. Toda puesta de página está justificada, ya que cada plano tiene el sello y los detalles de Das Pastoras, como por ejemplo grandes paneles horizontales con batallas, o pequeñas secuencias con un enfoque muy influenciado por Juan Giménez (La Casta de los Metabarones) y Richard Corben (Bloodstar).

El problema de Castaka no es que la historia sea corta, o que se repitan los mismos actos de sacrificio que en La Casta de Metabarones, sino la obsesión de Jodorowsky por expandir el universo hacia el infinito. La crítica del autor chileno hacia los superhéroes, su cine y la industria, que no tienen imaginación, sexo, vida e ideas es clara; pero él peca en que todas sus historias tienen secuelas, precuelas y spin-offs al igual que los grandes hits norteamericanos.

Hace más de 35 años que Jodorowsky escribe sobre El Incal y todavía no le cerró la puerta a ese mundo, lo cual no significa que sea malo, pero debería releer su carrera y darse cuenta de que hasta Alef Thau tiene su segunda parte y no estaría al nivel de la primera entrega.

La edición española de Castaka fue editada por Norma Editorial en dos tomos, a diferencia de la norteamericana, que fue publicada en un integral por Humanoides. La versión estadounidense tiene unas páginas redibujadas por Das Pastoras que en la gallega no están. Esto es común en la obra de Jodorowsky, ya que siempre sufre alteraciones con el nuevo color o con las reediciones. Lo raro acá es que justo se trata de las páginas con las que finaliza el primer tomo.

Fuente: Comiqueando

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