En aquel lejano reino, la única heredera del trono era una princesa de transparente piel y elegancia de galgo. El rey y la reina, preocupados por la enorme tarea que esperaba a la niña como gobernante, puesto que el mundo iba de mal en peor, trataron de darle una educación completa llamando sabios de todos los rincones del reino. La muchachita, caprichosa, lanzó sus libros al fuego, corrió a puntapiés a los maestros y se negó a aprender. La corte entera se reunió para convencer a la heredera: “¡Majestad, usted tiene deberes para con su pueblo! ¡Debe estudiar!” Así presionada, la damita prometió lo que le pedían. Cuando le preguntaron a qué se iba a dedicar, respondió: “¡A las moscas!”... Y desde ese día no hizo más que conversar con los bichos, cultivar sus huevillos, llenar el palacio de alados puntos negros, desparramar azúcar en las costosas alfombras, salir a los estercoleros y, con una red, cazar nubes de sus sucias amigas, para llevarlas a su dormitorio. Hizo que los pintores las retrataran, los escultores las esculpieran dándoles tamaños enormes, y los poetas las alabaran en incontables alejandrinos. Como la niña era tan delicada, sus padres no osaron castigarla. ¡La corte estaba desesperada!... Ningún profesor pudo convencer a la princesa que su amor por las moscas, de capricho había pasado a ser manía. ¡Ya no se podía soportar el mosquerío! La madre del rey llegó a visitarlo. Al ver la ridícula situación, se arremangó las aterciopeladas mangas e hizo que le trajeran a su nieta. “¡Pónganla de rodillas -tronó como en sus mejores tiempos- y sujétenle las extremidades!” Inmovilizaron a la princesa. La abuela le apretó la nariz, la obligó a abrir la boca, le metió en ella una gran mosca e hizo que se la tragara. Fue tal el asco de la refinada heredera que cuando terminó de vomitar pidió la exterminación de todos esos bichos y se puso a estudiar como si de ello dependiera su salvación eterna.
Muchos ilusos aplauden la crueldad de ciertos regímenes dictatoriales. El día en que prueben en carne propia tales sistemas, comenzarán a añorar la libertad que hoy detestan.
Tusk (película):
Tusk (una fabula pánica) 1978 - Parte 1
gracias por subir el materia.
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