Alejandro Jodorowsky dice: “Cada cultura, religión y tradición da su propia versión del simbolismo de los colores. Sin embargo, existe un fondo común: el combate (o la danza) entre la luz y la oscuridad genera color. La gama de los colores aparece en función de si predomina la luz o la oscuridad”.
El tarot de Marsella es un “libro” enigmático donde se concentra toda la riqueza simbólica de occidente, entre ellas, el color como signo. Más allá de la mala percepción que se tiene del tarot, este nos permite desarrollar nuestra creatividad en un proceso constante de autoconocimiento.
Entonces, si el Tarot es un mapa del simbolismo occidental, en él podemos tener una fotografía profunda acerca de los significados de los colores en diversas culturas y el arquetipo de cada uno de ellos, compartido a un nivel colectivo. El Tarot de Marsella fue restaurado por el mismo Alejandro junto a Philip Camoin, último heredero perteneciente a la casa impresora del tarot por tradición en París. He aquí unas cuantas reflexiones acerca del color y sus significados descritas en el ya famoso libro “La vía del Tarot” de Alejandro Jodorowsky y Marianne Costa.
Negro: La ausencia total de luz. A contradicción de lo que se pueda creer, el color negro es el magma creador que contiene todos los gérmenes de la vida, la materia prima: la nigredo alquímica. El caos donde empieza el orden, toda vida germina primero en la oscuridad, el cosmos es de un negro profundo iluminado por la luz del sol y la luna. Por ello el suelo de la carta “Arcano sin nombre”, mejor conocido como “La Muerte” es negra, es fértil, de allí todo renace, como en el antiguo Egipto donde la tierra negra era símbolo de cosecha e inmortalidad.
Blanco: La unión total de todos los colores, unidad perfecta, purificación. El blanco es la nada, la vacuidad, el frío, la inmortalidad y el egoísmo.
Azul: Color del cielo y del océano, gran receptividad a las fuerzas del cielo, masculinidad, intoxicación. El azul obscuro es despotismo y tiranía. También representa un gran dote de intuición relacionado como una analogía del mar y el subconsciente, por ello la carta de la “La Luna” sobresale con este tono por ser el mayor símbolo de la intuición.
Amarillo: Luz del intelecto y de la conciencia. Se ha comparado con el oro, símbolo de la riqueza espiritual. Clarividencia, Sequía. En un tono más obscuro es la consciencia, Inteligencia receptiva, la locura y destrucción.
Carne: Humanidad, la vida terrenal, el placer carnal, materialismo, carne viva, el presente.
Rojo: Animalidad, violencia, sexualidad, deseo y pasión. La antorcha llevada por el personaje andrógino y demoníaco de la carta “El Diablo” simboliza la sexualidad en potencia que ilumina la obscuridad de nuestro inconsciente, la libido.
Verde: La naturaleza, la madre, lo femenino, el reino vegetal, la envidia. En tonos más obscuros representa la fuerza de lo terrestre, el hundimiento.
Violeta: Mezcla de Rojo y Azul, esta unión de ambos extremos representa la sabiduría suprema. Pasivo y activo, sacrificio y muerte.
Texto por: David Ocampo (@davidonoir)
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