Cuenta la leyenda que había un astrólogo y un rey poderoso y despótico al que le molestaba mucho la atención que el pueblo daba a las predicciones del adivino. Cierto día, el rey decidió mandarlo a matar, pero antes querría dar una lección al pueblo y al astrólogo.
- Dime, amigo de los astros. Tú que lo sabes todo, podrías decirme ¿qué día morirás?
El astrólogo miró al pueblo reunido alrededor de la plaza y miró al verdugo. Pidió unos minutos para consultar a los astros.
Después el rey preguntó:
- Y bien, ¿qué te han dicho?
- Señor mío, no me atrevo a decirlo.
- Dilo ya, o ¿no lo sabes?
- Señor mío, los astros dicen que moriré exactamente un día y una hora antes que su Majestad.
Y así fue como el sabio astrólogo vivió muchos años en el palacio, bien cuidado por el rey por si acaso.
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Efectivamente. Parece una tontería porque podríamos elegir la creencia de lo que nos alegra... pues no, de la que tememos. Eso pasa cuando le hacemos caso al inconsciente “colectivo heredado”.
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Imagen: Bigger Boat by David Daneman
Montaje de Imagen: Manny Jaef
@alejodorowsky en Twitter
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