Nuestra pareja se va transformando sin cesar, los hijos se van de casa, un trabajo que fue muy interesante termina, hay amistades que van desapareciendo de nuestra vida, etc. Para el que tenga miedo a los finales que trate de imaginar el horror que supondría vivir atrapado en el interior de una adolescencia permanente.
Si estamos en el final de un ciclo -del tipo que sea- necesitamos la ayuda de la providencia para iniciar uno nuevo. Asumamos que todo lo que era posible ya se cumplió o se realizó y facilitemos la transición sin resistirnos a lo inevitable.
Quédate con lo mejor, suelta aquello que ya no necesitas y deja espacio en tu mochila para lo que está por llegar.
Una chispa provocó el incendio para que después las etapas se sucedieran hasta el final. No es posible detenerse, es un ciclo sin fin.
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Texto tomado de Plano Sin Fin
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Montaje de Imagen: Manny Jaef
@alejodorowsky en Twitter
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