miércoles, 27 de noviembre de 2013

LAS MAGAS DE ALEJANDRO: María Félix

Leonora Carrington estaba pintando en ese entonces un retrato de María Félix. Al terminarlo organizó una velada con la actriz, que Alejandro Jodorowsky pudo atestiguar. Y así retrata él a su vez a la diva: María Félix, al natural, era mucho más impresionante que en la pantalla del cine. Su espesa melena azabache, su figura delgada, sus pasos de reina, su actitud viril y castradora, su embriagante belleza mexicana, sus barrocas joyas, su lujoso traje de noche y sobre todo el brillo imperial de sus ojos, aunado a su leyenda de mantis religiosa, cortaban el aliento.
La visión de la mujer en Alejandro Jodorowsky tiene que ver con su traumática relación materna. Su madre se llamaba Sara Felicidad y cuando Alejandro tenía 7 años, ella le contó: Después de hincharme a golpes los ojos (porque le pareció que había mirado con apetito a un cliente en la tienda), tu padre me violó, dejándome encinta. Desde entonces lo odie y a ti no te pude querer. Cuando naciste me hice ligar las trompas. O sea, Alejandro Jodorowsky fue un feto no deseado. Mis padres más que como un feto me vieron como un tumor. En una reflexión a propósito de María Félix, que dice en un momento “el perro también me desea” el artista escribe que porque deseaban mi presencia en el mundo, todas las fuerzas del universo se confabularon para que naciera. Cada ser viviente es un triunfo del deseo cósmico.




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