... Nunca te encontré, siempre te he perdido,
una eternidad que viajo en pos del imposible encuentro
para decirte que eres tú quien beso a beso, tajo a tajo,
ha edificado mis sueños,
perforando el abismo hasta convertirlo en torre,
terraza sin corona donde el sol se hunde
y me obliga a recibirlo
convertido para siempre en luna
(Solo de amor 79)
Dicha unión permite al alquimista alcanzar un conocimiento superior de sí mismo y del mundo, del Todo holístico que conforma la existencia, y al que también el poeta aspira a través de un despertar a un nivel superior de conciencia. La dimensión mágica de la poesía la convierte en poesía filosofal o, como Jodorowsky la denomina, en Poesofía. Aparentemente esta mención parece aunar “poesía” y “filosofía”, sobre todo al considerar que el poeta se sirve de numerosas fuentes que remiten a la filosofía presocrática, socrática, platónica, aristotélica, kantiana, hegeliana, marxista, rousseauniana; menciona el Zohar, la Cábala, la Mística, la Torah, la Biblia; habla de Wittgenstein, Freud, Jung, Lacan, del existencialismo y el nihilismo... Sin embargo es preciso remarcar que Jodorowsky no pretende erigirse en filósofo; él es poeta, y la filosofía es solo uno de los muchos cauces que emplea para aprehender la realidad. Pero su foco de interés trasciende esta u otras disciplinas, es una búsqueda iniciática motivada por la máxima griega nosce te ipsum, propia de la sabiduría gnóstica (conocimiento de uno mismo que ha de revertir en un conocimiento y fusión con el Todo cósmico del que el individuo forma parte).
La Poesofía supera la unión de poesía y filosofía para plantear la noción de poesía filosofal, que se nutre además de la mitología, el arte, la mística y la teosofía entre otras cuestiones... Ello conduce a que el poésofo sea fundamentalmente un iniciado cuya mirada sobre el mundo sea íntegra y profunda, y trasluzca su belleza y amor latente. No en vano, Jodorowsky refiere las cualidades del poésofo en un texto titulado “Sinceridad”:
El poésofo considera que no debe hablar de sí mismo presentándose
como un modelo sublime o un ángel expiatorio (su herida no interesa
si no es la herida de todos). También se niega a describir el cuerpo
de la mujer. No son las trenzas ni la piel ni los senos ni el perfume:
es el alma. Tampoco desea lamentar la muerte de un ser querido.
Para colmar esa ausencia ni un cosmos de poemas bastaría. Ahí sólo
cabe el silencio [...]. No necesita ponerse al servicio de una ideología.
Asestar una verdad partidaria es sólo un comercio oportunista. El
poésofo se niega a rendir homenajes al español antiguo. Las rimas
hermosas en su tiempo hoy son novias carcomidas. Tampoco quiere
cultivar la forma despojando a las palabras de su insondable contenido.
Sin laureles, abandona la carroza para avanzar, desnudo en
la memoria, hasta llegar al olvido y obtener la gloria de conocer la
mirada del Otro a costa del sacrificio de sí mismo (La escalera de los
ángeles. Reflexiones sobre el arte de pensar 8687).
◇
María Teresa Sánchez Carmona. “El poder de la palabra: poesía y alquimia en Alejandro Jodorowsky”.
╰☆╮
Como el salmón que remonta infatigable la corriente, inicia el regreso a ti mism@.
— Alejandro Jodorowsky
※
Abandona los ensueños y regresa a tu cuerpo, que su resplandor te indique los senderos milagrosos que se abren en la tierra.
— Alejandro Jodorowsky
※
Placer de investigar los estertores de la carne despojada de la tiranía del intelecto.
— Alejandro Jodorowsky
※
Al exterior avanza como una res llevada al matadero, pero en el interior absorbe la fuerza del dragón eterno.
— Alejandro Jodorowsky
∼✻∼
@alejodorowsky en Twitter
Montaje de Imagen: Manny Jaef
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