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Un exceso de máscara nos lleva a terminar confundiendo el ser con el rol, sobre identificándonos con lo que hacemos y desconociendo lo que somos. Por el contrario, un déficit de máscara nos lleva a desadaptarnos socialmente, los niños pequeños, los borrachos, drogadictos, esquizofrénicos, sicóticos no usan máscaras.
¡Ya podemos salir de estos viejos lugares y volver a elegir el sitio en el que queremos vivir nuestra vida! Un lugar al descubierto, en el que podamos ser y estar. ¡Un lugar para amar!
Y también se me ocurre: Cuando confundimos la máscara con nuestro ser verdadero, confundimos las apariencias con la esencia, ahí se presentan los problemas.
Ya deja de jugar a las escondidas,
Manny ☁
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