Pero no solo de El Incal vive el hombre; Jodorowsky también ha escrito cómics ubicados en el mundo real. Ahí está, especialmente, la sátira de sí mismo: El corazón coronado y Pietrolino (Norma).
Y mientras que en un mundo fantástico como el de El Incal todo es posible, en el mundo real, Jodorowsky, por una absurda necesidad de no excederse en escenas surrealistas que quitarían credibilidad a la lectura, se ve obligado a contener su loca inventiva dentro de parámetros relativamente estrictos.
Pietrolino, creado con el artista O.G. Boiscommun, es la historia de un mimo que para ganarse la vida realiza un patriótico show dentro de un café parisino en plena ocupación Nazi. Mientras entretiene al público, un alto mando de la milicia nazi entra junto a sus matones y torturan a Pietrolino, para luego ser llevado a un campo de concentración, pero no antes de haberle aplastado las manos, robándole la capacidad de la mímica. Pietrolino queda brutalmente inhabilitado para expresarse a través de su arte y cae en depresión.
Después de la guerra, su amigo y compañero de actuación (Simio), roba la recaudación de Alma, una actriz callejera, y minutos después improvisa una nueva actuación junto a Prietrolino quien es dotado con un par de guantes de boxeo para disimular su incapacidad.
Por un tiempo, las miserables vidas de “Pietro”, su amigo y Alma mejoran, montando un pequeño circo que los ayuda a sobrevivir. Pero eso solo hasta que un enorme circo llega a la ciudad y son desalojados del terreno que su pequeño teatro ocupaba. Alma, objeto de los afectos de Pietro, se enamora del trapecista del espectáculo de la competencia y, por azares de la vida, los tres terminan contratados justamente por el director del gran circo.
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