jueves, 31 de julio de 2014

PASCALE MONTANDON: “SI QUIERES SUBIR A LA COLINA, ¡MIRA A LA MONTAÑA!”


¿Sus facciones asiáticas?

Soy francesa con dos abuelitas vietnamitas, y fui educada en el respeto a las dos culturas.


¿Qué las diferencia?

La oriental profesa más respeto a los ancianos, conviven con hijos y nietos, hay cordón umbilical transgeneracional.

¿Y la nuestra, aquí?

Se cultiva la individualidad. Un sentido que yo tenía debilitado..., por lo que me sentí rara en el colegio.

¿Cómo era de niña?

Dibujaba y hablaba sola. Dialogaba con una voz que sólo yo oía. Con cuatro años, la voz dijo: “Dejamos de hablar”, y no regresó.

¿Es más oriental que occidental o no?

Los niños en el colegio me llamaban “la china”: ¡sorpresa para mí! Luego, en la escuela de arte, los profesores veían sensibilidad oriental en mi pintura: yo no era consciente de eso..., y decidí reivindicarlo.

¿Qué le queda de su familia?
Amor. Mis padres me insuflaron confianza, jamás me cortaron las alas en nada.

¿Cuál fue el mejor consejo?

El de mi madre: “Si quieres subir a la colina, ¡mira a la montaña!”. Y lo he seguido.

Altura de miras, ¿no?

Si eres timorato con tus sueños, poco alcanzarás. Si eres valiente, ¡todo es posible!

¿Qué quería usted?

Diseñar vestidos, primero. Y lo hice, y luego descubrí la expresividad pura.

¿Qué quiere decir?

Que el arte puede expresarse de mil maneras: pintura, estilismo, escenografía, foto...

¿Qué es el arte?

La expresión de tu relación con el mundo. El arte abre tu alma al alma del mundo, a lo inefable, te vincula con el cosmos.

¿Cuál es su pintor favorito?

Friedrich. Esos acantilados blancos sobre el mar inmenso... Veo una conexión con lo sagrado que el arte contemporáneo ha perdido.

¿Sagrado?

Todo es milagroso, basta con saber mirar. Yo no tenía sensación de vivir de veras hasta que… Transitaba por un prólogo de vida, vamos, hasta que conocí a Alejandro, mi esposo.

El poeta, cineasta, historietista, tarotista, psicomago...

Sí. Ahora siento que estoy en el tren de la vida de verdad. Me siento en mi lugar. Vivo realizándome, en la sorpresa de cada día.

¿Cómo se conocieron?

Una amiga sabía que él lee cada miércoles el tarot en una brasserie y quería consultarle. Le acompañé. Yo no sabía nada de ese hombre. Levantó los ojos, cruzamos la mirada, y... le reconocí: ¡supe que era él!

¿Él?

El hombre con el que siempre soñé. Sentí bascular mi vida. Y él supo que era yo. De hecho, sin conocerme, ¡lo sabía todo de mí!

¿Y eso?

Tuvimos la sensación de estar hechos para encontrarnos. Días antes soñé mi muerte... Y él me contó un sueño suyo de infancia...

¿Cuál?

Con cinco años soñó que entraba en una casa: en el hall penumbroso se cruzaba con una niña. Se abrazaban cálidamente. Entraban sus padres y se lo llevaban. Y ya no volvía a verla. “¡Eras tú esa niña!”, me dijo.

Pero se llevan 43 años...

Es la persona que amo, viviré donde él esté. Lo demás son prejuicios. Mi padre, al conocerle, bromeó: “Tiene un día menos que yo, así que ¡todo esta bien!”. Yo no creo en frontera alguna, tampoco en la de la edad...

Pero un día él faltará y..., oh, perdón.

Lloro... porque... no puedo soportar la idea de perderlo. Pero... no, esto no es terrible..., ¡es hermoso!: su presencia me enseña cada día que no pierda el tiempo, que todo es valioso ¡ahora! Él es quien es, y a quien amo, por la suma de todos sus años vividos.

¿Y cómo hace usted para no perder el tiempo?

Dejo de lado todo lo que no es esencial: corto ramas secas, ¡y crecen mejor las buenas!

¿Qué es el amor?


El amor no se define: ¡se vive! La vida te da la ocasión de mirarla con amor, y yo uso ese filtro para todo, ¡así vivo!

¿Qué aprende de Alejandro?

Bondad, generosidad, sabiduría... Cada día veo milagros. He estado con él durante el rodaje de La danza de la realidad, la película que ha dirigido sobre su vida. Hacerla ha sido una bomba atómica para él.

¿Por qué?

Su hijo mayor, Brontis, ha encarnado al padre de Alejandro, y así él ha aprendido a perdonar y amar a su padre a través del amor a su hijo. Ha puesto todo su ser en cada plano, hay escenas bellísimas… Sus hijos Cristóbal y Adán también han participado...

¿Colabora usted con Alejandro?

Lo hacemos todo juntos. En la película he hecho el vestuario y las fotografías. No tendremos hijos, y por eso hemos creado al pintor PascALEjandro: sus cuadros los dibuja Alejandro y yo los coloreo. ¡Así creamos y entregamos algo nuevo al mundo!

Defínase a sí misma con una palabra.


Amor.

Y a Alejandro.

Amor. Y juntos…, ¡totalidad!


Fuente: La Vanguardia



Imagen: Carmen Sol

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