domingo, 2 de febrero de 2014

Los 100 Afghanis

El hijo de Mulla Nasrudin fue a ver a su padre y le dijo:
Esta noche he soñado que me dabas cien afghanis.
Pues bien –dijo Mulla- , como eres un hijo sensato , estos cien afghanis que te he dado en sueños no te pediré que me los devuelvas. Puedes guardártelos y comprarte lo que te plazca.
Mulla Nasrudin enseña, como un buen maestro, que hay que saber distinguir la ilusión de la realidad.
Si tu sueñas que yo soy algo importante para ti, no voy a decepcionarte. ¡Benefíciate de tu sueño, pero debes saber que eso no tiene nada que ver conmigo! No obstante, si tienes ilusiones, toma conciencia de su naturaleza.
Mulla le dice a su hijo: "¡Si crees en la existencia de esta ilusión vívela! ¡Veamos lo que puedes sacar de ella y lo que puedes comprar con ella!" Le provoca un conflicto y el niño se da cuenta del carácter ilusorio del sueño.
En el fondo, Mulla lo que está diciendo es lo siguiente:
La verdad que tú buscas, búscala en ti mismo! ¿Cómo vas a alcanzarla? ¡Ahuyenta de ti tus sueños! ¡Basta con eso!
¡Este hombre no te ama! ¡Se ha acabado! ¡Deja de soñar!
¡Esta mujer no te ama! Deja de pedirle cualquier tipo de consideración: ¡estás ciego! ¡No tiene nada que darte! ¡Se ha acabado! ¡Ahora dedícate a vivir!
Una pequeña verdad siempre es preferible a una gran mentira.
Imagina que has estado casado durante cincuenta años y que en el momento de tu muerte, el otro viene a escupir sobre tu tumba. Antes te sonreían esperando tu herencia y luego te ponen en un rincón del panteón familiar. No significas ya nada. Es terrible haber vivido un sueño insensato y no haber hecho nunca frente a la realidad.



╰☆╮

Alejandro Jodorowsky interpreta el cuento:
Mulla Nasrudin enseña, como un buen maestro, que hay le saber distinguir la ilusión de la realidad. Si tú sueñas que yo soy algo importante para ti, no voy a decepcionarte. ¡Benefíciate de tu sueño, pero debes saber que eso no tiene nada que ver conmigo! No obstante, si tienes ilusiones, toma conciencia de su naturaleza.
Mulla le dice a su hijo: «Si crees en la existencia de esta ilusión, ¡vívela! ¡Veamos lo que puedes sacar de ella y lo que puedes comprar con ella!»
Le provoca un conflicto y el niño se da cuenta del carácter ilusorio de su sueño. En el fondo, Mulla lo que le está diciendo es lo siguiente: La verdad que tú buscas, búscala en ti mismo, ¿Cómo vas a alcanzarla ¡Ahuyenta de ti tus sueños! ¡Basta con eso!
¡Este hombre no te ama! ¡Se ha acabado! ¡Deja de pedirle cualquier tipo de conmiseración: ¡estás ciego! ¡No tiene nada que darte! ¡Se ha acabado! ¡Ahora dedícate a vivir!
Una pequeña verdad  siempre es preferible a una inmensa mentira. Imagina que has estado casado durante cincuenta años y que en el momento de tu muerte, el otro viene a escupir sobre tu tumba. Antes, te sonreían esperando tu herencia y luego te ponen en un rincón del panteón familiar. No significas ya nada. Es terrible haber vivido un sueño insensato y no haber hecho nunca frente a la realidad.

Alejandro Jodorowsky, en “La sabiduría de los cuentos” (ed. Obelisco)







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