“Sé un andinista emocional, trepa por tu depresión hasta llegar a la sublime cima donde desapareces tú y comienza el infinito cosmos”.
— Alejandro Jodorowsky
Clínicamente existe un mal moderno, llamado depresión. Este trastorno del estado de ánimo (así lo define la psiquiatría) se caracteriza por el abatimiento y la infelicidad.
De acuerdo con muchos autores, esta enfermedad se puede deber a desequilibrios bioquímicos que afectan nuestro cerebro y por ello debe ser tratado a través de medicamentos y una terapia psiquiátrica con seguimiento muy estricto.
Sin embargo, en algunas ocasiones estos desequilibrios químicos son derivados de nuestra propia mentalidad. Con esto quiero decir que nuestra mente es quien produce algunas sustancias más que otras y provocan una diferencia que nos hace sentir débiles, cansados, fastidiados y por supuesto, infelices.
¿Cómo es que nuestra mente nos hace deprimidos? Como ya lo hemos tratado en anteriores ocasiones, cuando adoptamos una postura deprimida, es decir, los hombros caídos, la mirada baja, etc., estamos propensos a tener pensamientos deprimidos. Un ejemplo de esto es cuando nos sentimos agotados pero no podemos recostarnos a descansar. Nuestro cuerpo adopta una postura cansada, y nuestros pensamientos tienden a ser: “me siento cansado, no puedo hacer nada más” o “estoy tan agotado que difícilmente puedo intentarlo”.
Este tipo de pensamientos lo que en realidad hace es ordenar a nuestro cuerpo a sentirse más cansado y a fracasar si acaso intentamos algo que requiera un mínimo esfuerzo.
Pero esto no tiene porqué necesariamente ser así. Si nuestra mente ordena al cuerpo a sentirse distinto, y nos obligamos a adoptar una postura de energía, entonces nuestra mente será invadida por pensamientos positivos, y tendremos mejor disposición para ejecutar nuestras labores.
¿Y qué pasa con la depresión? Pues lo mismo, se trata de una mentalización que adoptamos, y que ordena a nuestro cuerpo a producir sustancias que nos hacen sentir deprimidos, manteniendo así el estado y aumentando la duración. Si continuamos pensando negativamente, esta situación comienza a hacerse crónica, o sea que dura mucho tiempo, y por lo mismo, empezamos a sentirnos imposibilitados para salir de ella.
¿Qué podemos hacer? Bueno, lo primero que se puede hacer es aceptar esta situación, es decir, permitirnos el estar deprimidos. No quiero decir que nos compadezcamos de nosotros mismos, sino que identifiquemos esta situación como real y a partir de ahí empecemos a trabajar.
Como podemos vernos deprimidos, podemos identificar también esos pensamientos que nos mantienen tristes y melancólicos, y con mayor facilidad podemos empezar a combatirlos. Cuestionando cada una de las razones que tenemos para sentirnos mal, podemos transformar nuestros pensamientos. Si esto no es del todo posible, en lugar de mantenernos pensando en lo que no podemos, en lo que nos sale mal o en lo mal que estamos, podemos ocupar nuestra mente en cualquier cosa que nos distraiga.
Alejandro Jodorowsky propone que cuando comencemos a tener pensamientos negativos nos sentemos a escribir poesía, ya que esta cambia por completo nuestra estructura mental, y además nos ayuda a crear, es decir, trabajar positivamente. La poesía no tiene porqué ser perfecta, con una métrica maravillosa ni unas rimas excepcionales. Lo importante es que dejemos fluir nuestros sentimientos y logremos cambiar nuestras ideas acerca de nosotros mismos.
¿Cómo combates tus pensamientos negativos? ¿Qué formas creativas tienes para ser mejor?
Fuente: Éxito para tu vida
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Imagen: Adaptada de Raldo Bermejo
Montaje de Imagen: Manny Jaef
@alejodorowsky en Twitter
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