viernes, 3 de octubre de 2014

Intento Sin Esfuerzo De La Percepción Unitaria

Juntos, vayamos sintiendo el peso de ambos pies sobre el piso, el peso en el asiento, el peso en la espalda, el peso de los brazos, las manos, el peso en los hombros. Uno percibe todo el peso del cuerpo al mismo tiempo, ya mismo, en silencio. 

El cuerpo nos dice cuál es la posición más cómoda, el cuerpo mismo en el intento de la Percepción Unitaria nos dice cómo sentarnos, cómo acomodarnos en la silla. 
No se trata de una posición especifica; pronto puedo percibir que flexiono un músculo sin necesidad, sin funcionalidad alguna; entonces el cuerpo se va volviendo flexible, completamente atento en el silencio. 

Sentimos el peso de los párpados, mandíbulas, los músculos de la cara, cuello, hombros, el peso en la silla, piernas, el peso de ambos pies sobre el piso. 

El cuerpo siente la energía del cosmos, como peso, ese peso que se siente es la percepción directa de la gravitación universal, esa energía del universo que está bajo mis pies y sobre la silla. 

En la Percepción Unitaria el cuerpo encarna ya mismo en el espacio. 

El espacio es uno. 

Si en el intento de la Percepción Unitaria uno bosteza o comienza a dormirse es que el cuerpo está agotado, necesita dormir, necesita descanso. 

El cuerpo revela lo que es, si está agotado revela cansancio y es en Percepción Unitaria que surge a la conciencia lo que ha sido negado. 

Al mismo tiempo que sentimos el peso del cuerpo escuchamos todo sonido perceptible, ya mismo y en silencio. 

Escuchando el sonido que viene del cerebro. Uno escucha todo sonido perceptible. Escuchamos el ruido del tránsito, el canto de los pájaros (lo que sea que se esté escuchando)... Mi voz es un sonido más, todo sonido como si fuera un solo sonido. El oído siente la energía del cosmos como el sonido, todos los sonidos son el sonido, uno solo ya mismo. 

Sentimos el peso del cuerpo al mismo tiempo que escuchamos todo sonido perceptible, y al mismo tiempo uno percibe todo el campo visual, ya sea con los ojos abiertos o cerrados; se percibe todo el campo visual como si viéramos desde la nuca, sin cabeza. 
Si lo hacemos con los ojos abiertos observamos sin mover los ojos. 
Uno observa entonces no sólo con los ojos, sino con toda su atención alerta. Somos concientes del campo visual viendo todo lo perceptible, ya sea con los ojos cerrados o abiertos. El ojo siente la energía del cosmos como color y luz en el espacio. 

Peso, sonidos, campo visual, todo al mismo tiempo. Si surge el pensamiento uno lo percibe al pensamiento, junto con todo sonido perceptible, dentro de todo el campo visual, al mismo tiempo, ya mismo, en silencio. 

Si surge algún conflicto, rabia, miedo, tristeza, o algún dolor físico, se los siente junto con el peso del cuerpo, junto con todo sonido perceptible dentro de todo el campo visual perceptible, todo al mismo tiempo. 

Si podemos dejar la memoria, la palabra y el pensamiento por un momento, hemos dejado el tiempo y estamos entrando en el espacio. 

No pretendamos atrapar a la mente silenciosa, simplemente dejemos que venga suavemente. 

Veamos si es posible vivir sin la palabra hablada, y sin la palabra pensada en profundo silencio psicológico.
Desde ese profundo silencio de la mente percibimos todo el peso del cuerpo, escuchamos todo sonido perceptible, percibimos todo el campo visual, al mismo tiempo, ya mismo, en silencio y si surge el pensamiento, lo percibimos junto con todo sonido, el peso del cuerpo y con todo el campo visual perceptible, todo, al mismo tiempo. 

En silencio y sin esfuerzo, sin expectativa y sin premura, percibimos todo lo perceptible al mismo tiempo. De hecho en hecho, ya mismo. 

Fuente: Rubén Feldman Gonzales
Imagen: Pencil Vs Camera by Ben Heine


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