La más curiosa historia fue cuando un padre y un hijo adulto descubrieron un día que las llaves de sus respectivas casas eran exactamente iguales. Por “azar” tenían la misma silueta y grosor, y ambas podían abrir las dos casas. Claro que ambos estaban enamorados de la misma mujer, esposa de uno y madre del otro...
Otra llave de enorme importancia llega a nuestra vida cuando recordamos un sueño. En ese instante estamos manteniendo una conversación con nuestro maestro interior.
Tal vez esa voz interior llame “fantasmas” a las energías que no permites que se expresen. Todo lo que bloqueas tiende a crecer, adquiere “temperatura”. De repente descubres que hay problemas con el agua caliente en tu casa, una analogía de las emociones encerradas y estancadas...
A través de un sueño te envías una carta a ti mismo, ahí te lo explicas. No necesitas ningún intérprete externo ya que la carta está redactada de tu puño y letra. Cada sueño es una llave maestra.
¿Te atreves a interpretarlos?
Escrito por Andrea Garcia Portaluppi
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