Alejandro Jodorowsky: Yo no necesito ningún elemento para descubrir mi alma. Quizás seré un ser dotado por el destino, de una imaginación que me permite abrir las puertas verticalmente hacia lo espiritual, salirme de las oscuridades del inconsciente y llegar hasta sus propias luces. La gente normal entra en el camino centrada en el ego, y cuando va hacia la oscuridad genera defensas porque le da pánico. Cuando va hacia la luz tiene imposiciones religiosas y morales que le desvían el impulso hacia lo luminoso. Algunos inescrupulosos usan ese impulso para hacerte entrar en iglesias, en sociedades, en culturas...
Cuando al espíritu le abres las puertas, él ya “es”. Es decir, los psicotrópicos no te dan nada, sólo te abren puertas hacia lo que tú ya eres. Sin desviaciones. Eso es bueno y útil. Ahora, cuando los psicotrópicos son usados para crear clanes y religiones o cuando psiquiatras se apoderan de ello para sus terapias, ahí hay un uso político que no es bueno.Y precisamente ese uso político es el fundamento del prohibicionismo para que las personas carezcan de control sobre sus decisiones.
Se prohibió en EEUU la fabricación de ropas con fibra de cáñamo porque echaba para abajo la industria algodonera. O si no todos tendrían ropa sana. En Francia se prohíbe totalmente la marihuana porque arruina la industria vitivinícola y se caen los alcoholes. También el lobby del tabaco está contra la marihuana, pero deja pasar el hachís porque se fuma con tabaco. La intención prohibicionista surge exclusivamente en los intereses económicos de los empresarios. Pero es que los empresarios existen, tú no los puedes matar, se cae el país. Se puede hacer una labor de conciencia para que se den cuenta de que los negocios no significan la destrucción del planeta.
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Imagen: Siegfried Zademack
Montaje de Imagen: Manny Jaef
@alejodorowsky en Twitter
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