A una consultante casada durante veinte años con un eyaculador precoz cuyo coito no duraba más de cuatro segundos, y que se impedía acariciarla y le abría bruscamente las piernas para realizar su breve violación, le aconsejé enviar una circular a toda su familia, describiendo con detalles el acto sexual que había tenido que padecer durante tantos años y su decisión de pedir el divorcio. La familia, por tradición y defendiendo una estricta moral religiosa, tomó partido por el marido, acusándola de loca, de depravada, de sinvergüenza y amenazaron con desheredarla. Ella no cejó y comenzó una nueva y satisfactoria vida.
A consultantes homosexuales y lesbianas les aconsejo:
Si sus familias no lo saben, deben comunicarles sus características sexuales. A los consultantes que me objetan «Mi padre es homófobo, un perfecto machista. Si le digo que soy marica, se muere...», les respondo:
«No lo matarás tú, sino sus prejuicios. Pero debo decirte, después de haber analizado multitud de árboles genealógicos, que los hijos realizan lo que sus progenitores reprimen. Es muy probable que tu padre haya reprimido sus deseos homosexuales. Intuitivamente, lo que le confesarás él ya lo sabe».
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Foto: Loganart
Alejandro Jodorowsky en “Manual de Psicomagia”.
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