miércoles, 19 de agosto de 2015

Nuestro Laberinto En Forma De Árbol Genealógico


Nuestro árbol genealógico es como un inmenso laberinto que dispone de calles marcadas para que circulemos por ellas. Parecen las más amplias pero te obligan a circular sin salirte de los carriles preestablecidos, nos introduce en caminos repetitivos que bloquean nuestra evolución.

Y ahí nos quedamos, dando vueltas y más vueltas a ese laberinto que es nuestro árbol...

Descubrimos en ese transitar por los caminos tortuosos, que la distancia más corta entre dos puntos nunca es la linea recta, avanzamos y retrocedemos. Todos los caminos nos parecen el mismo camino, nos perdemos para después volver a encontrarnos...

Entonces llega el día en el que por arte de magia, queremos conocer ese laberinto. Nos preguntamos, ¿quién soy? (la única pregunta que vale la pena formularse y que parece imposible responder). Nos estamos buscando a nosotros mismos, una analogía del camino del “laberinto”...

Hay múltiples formas de abordar este laberinto propio, tantas como personas. Desde la psicogenealogía (que no es más que otra herramienta) primero debemos responder a una pregunta fundamental: (Una pregunta que puede tomar varias formas, pero que en esencia es la misma: “la trampa del árbol genealógico”).

Debemos preguntarnos:

¿Qué es lo que quiero hacer con mi vida?
¿Cuál es mi finalidad?
¿Qué es lo que todavía no he conseguido?
¿Hacia dónde voy?
¿Cuál es mi horizonte ideal?
¿Qué tres deseos le pediría a una Hada?

(Antes de continuar leyendo... tomate un minuto para contestar la pregunta anterior en una de sus formas por lo menos)

Aquello que respondemos nos señala la prohibición de nuestro árbol...

-Si respondo que quiero “disfrutar”, significa que hay una prohibición del placer, del deseo, en el árbol.

-Si no tengo finalidad significa que fui un hijo no deseado, no me quisieron tener.

En palabras de Alejandro Jodorowsky, “todos hemos nacido de un hombre y una mujer. En cualquier estado que estés el universo quiere que te realices. La vida tiene la finalidad que tú decidas. Para poder realizarnos, debemos conocer los acuerdos del inconsciente familiar que nos lo impiden”.

O lo que es lo mismo, investigamos sobre la forma que tienen las calles de nuestro laberinto interior tratando de conocernos y hacernos accesibles interiormente.

Este estudio permite conocer los condicionamientos que tenemos desde la gestación, el alumbramiento, la infancia, adolescencia... Podemos estar educados y esculpidos defectuosamente y eso nos hace sufrir sin conocer las causas. Es labor propia el poner conciencia en el problema y tratar de disolverlo...

Tal vez cuando nos decidimos a crecer, sólo lo podemos hacer hacia nuestro Centro, Corazón, Grial, Caverna iniciática o Dios interior... Hacia ese centro escondido que aunque no vemos, sí podemos intuir.

Publicado por O'Connor Yanett
Imagen: The Labyrinth by Rinfish

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