Antes de que le amputaran la pierna, su médico le aconsejó sabiamente que le organizase una fiesta de despedida y eso hizo, congregó con gran sentido del humor a muchas personas que habían tenido algo que ver con ella. Luego enterró su pierna en el cementerio, como si fuera parte del ritual de despedida de un ser querido; vivió su duelo al completo. La invitación decía: “Os invito a la fiesta de despedida de la pierna, no traigáis nada. Y si queréis podéis venir a pata”.
Tenemos que aprender a perder. Debes saber que tarde o temprano todo lo que ganas lo perderás...
Aceptar es una cuestión de tiempo, perder es una cuestión de principios...
¿Y el duelo? ¿Dónde queda el duelo, pensar en la pérdida, en lo que significa la pérdida?...
Me había despedido, había llorado, había reído. Había, sin saberlo, realizado mi primer duelo, había hablado sin tapujos de la pérdida y la había transformado en ganancia...
Sin duda, las pérdidas son positivas...
Ya que cada día sufrimos pérdidas, algunas importantes que nos desilusionan, otras menores que nos inquietan... Cuando pierdas, convéncete de que no pierdes, estás ganando la pérdida. Haz un duelo. Los pasos son:
1. Recréate en la pérdida, piensa en ella.
2. Sufre con ella. Invita a la gente que tenga que ver con esa pérdida, pídeles consejo.
3. Llora (los ojos son nuestros limpiaparabrisas privados y públicos).
4. Busca la ganancia de la pérdida y tómate tu tiempo.
5. A los pocos días te sentirás mejor. Notarás lo que has ganado. Pero recuerda que puedes volver a perder esa sensación...
A veces las pérdidas serán pequeñas, otras veces las pérdidas serán grandes, pero si te acostumbras a entenderlas, a enfrentarte a ellas, al final te darás cuenta de que no existen como tal. Cualquier pérdida es una ganancia.
Extracto del libro “El Mundo Amarillo” de Albert Espinosa, altamente recomendable.
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