viernes, 28 de noviembre de 2014

Alejandro Jodorowsky. Padre De La Metagenealogía


Un maestro, genio y figura. A continuación un extracto de una entrevista suya aparecida en el libro “Mis antepasados me duelen”:

A veces el árbol genealógico se atraviesa y opone todas sus fuerzas para frenar el flujo de la vida.

El árbol genealógico vive en mi. Yo soy el árbol. Yo soy toda la familia. Nadie tiene problemas individuales porque toda la familia está en juego. El inconsciente familiar existe. Un padre decide acudir a psicoanálisis, de repente, algo cambia y todos los miembros de la familia empiezan a evolucionar. Desde el mismo momento que alguien toma conciencia de algo, hace que todos los suyos también la tomen. Ese alguien es la luz.

Cuando fracaso, mi destino afecta a toda la familia, incluyendo a los niños.

De adultos, tendemos a repetir sobre los demás los abusos sufridos en la infancia.

Vivimos en una civilización de “niños”. Se busca un padre o una madre por todas partes y por eso existen los “gurus”, que vienen a sustituir a los padres ausentes... Vivimos en una sociedad sedienta de caricias.

Ante un secreto imposible de salir, el árbol tiene tendencia a equilibrarse con “acrobacias” inauditas. Un secreto familiar relacionado con un asesinato puede “contrarrestarse” con un santo en la familia.

Cuando el árbol quiere develar un secreto, crea una estructura, algo que se repite, con eso pretende llamar tu atención.

El árbol genealógico no es una cosa racional, es un ser orgánico, ¡una especie más de árbol!.

En las terapias grupales, surgen sincronicidades asombrosas, juegos de resonancias entre las personas escogidas “al azar” y las personas que representan (familiares del que quiere sanarse).

El inconsciente no es científico, es artístico.

Las relaciones internas de un árbol son misteriosas y, para poder entenderlas, tenemos que adentrarnos en el inconsciente, igual que en un sueño. El sueño del árbol genealógico no hay que interpretarlo, hay que vivirlo. Ese sueño no es una pesadilla, es el trabajo sobre lo que está corrompido.

En el Tarot, una carta “mala” es un trabajo a realizar.

La familia es mi inconsciente. Hay que convertirla en aliada. Tengo que exaltarlos, elevarlos. Lo que les doy me lo doy, lo que les quito me lo quito.

Transmutar los personajes monstruosos, ver su lado bueno. Mis padres, mis abuelos, mis tíos... también son Dios. Tengo que buscar la budeidad de cada personaje de mi familia.

Es un trabajo de curación del árbol, no de liberación.

El fruto siempre definirá el árbol.

Si quiero levantar un árbol genealógico, tengo que colocarme en una posición de servicio, no en posición de eminencia. Tengo que estar en el camino de la ignorancia total y desde allí recibir y ayudar a caminar, al consultante, en su interior hacia su propia luz.

El mundo actual está en peligro, enfermo. Nuestros antepasados luchan contra el mal para defender y curar nuestro cuerpo. Y al contrario, todos tenemos que trabajar para curar nuestro pasado.

La historia no es más que un punto de vista.

Cambiando el presente, cambiamos el pasado. Iluminando el presente, iluminamos el pasado.

La curación pasa por el concepto de Dios. La curación es posible si hay unión con lo impensable.

Imagen: 4 Centri di Coscienza by Ida Mastromarino - óleo sobre lienzo, 22x33 cm. Pintura inspirada en la lectura/meditación del libro “Metagenealogía” de Alejandro Jodoroswky y Marianne Costa.

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