Sin embargo, para poder vivir tu propia vida, te es necesario crear un “jardín secreto”. Si no lo haces así, te invaden tus parientes, tus amigos, tu jefe, cualquier intruso, abusador o ego carismático. Lleno de esos personajes, dejas de ser ti mism@. Cuando en amor persigues la simbiosis total, cometes un error. La soledad interior es absolutamente necesaria. Debes aprender a defenderte psíquica y materialmente para no ser invadid@. No es egoísmo sino supervivencia. Tienes que tener algo que sea solamente tuyo, aunque, para comenzar, sólo sea un objeto pequeño, un rincón, un animal, una planta.
Conocí un curandero mexicano, Carlos Said, que antes de sanar a sus pacientes con ritos, fumigaciones y hierbas, le ponía en el cuello una gruesa cuerda con nudo corredizo diciéndole: “Este lazo te indica que esta enfermedad es tuya y no mía. No soy yo el que la va a curar, te pertenece. ¿Comprendes? Estás enfermo porque no has sabido cuidar lo tuyo”. La enfermedad es la búsqueda desesperada por tener un territorio personal.
Lo primero que tienes que hacer para dar algo a los otros, es ser capaz de dártelo a ti mism@.
Texto tomado de Plano Sin Fin
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Imagen: Nicholas Grey
Montaje de Imagen: Manny Jaef
@alejodorowsky en Twitter
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