Como quien dice, todo está envilecido porque todo es un negocio y la corrupción y la inmoralidad son las reglas que lo rigen, los principios y la moral son cosa de tontos o de ingenuos, lo demás son recuerdos de otros tiempos que hoy, no prestan un servicio a quienes manejan el poder y han hecho de este un mundo de indolencia, de deshumanización y de corrupción donde casi todo aquel que quiera mantener una condiciones de vida aceptables o por encima de la media, tiene que aparcar sus valores morales si alguna vez los tuvo, subirse a ese bus expreso que le dará riquezas materiales y lo envilecerá hasta perder la vergüenza y el honor.
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Alejandro Jodorowsky: En la vida no gana el más fuerte sino el que resiste más. Esta fábula puede ser útil:
Para llegar al mundo maravilloso de la Geometría sólo hay dos caminos: una línea recta y un laberinto. La línea recta está llena de obstáculos; los caminos del laberinto se ven limpios y bien pavimentados... Cierto día un cubo y una esfera decidieron competir en una carrera. El primero dijo: “¡Como soy un cubo inteligente, elijo el laberinto!”. La segunda dijo: “¡Como soy una bolita imperfecta, elijo la línea recta!” ¡Comenzó el torneo! La esfera rodó velozmente por la línea recta pero al poco tiempo encontró toda clase de cosas que la frenaron. Le costó un enorme trabajo avanzar. En cambio el cubo se deslizó como trineo por por las suaves avenidas del laberinto, pensando: “¡Bolita tonta: no se dio cuenta que la distancia más corta entre dos puntos no es una línea recta sino la trayectoria de menos resistencia!” Llegó primero a la meta. Atrás venia la esfera, muy cansada. Exclamó el cubo: “¡Gané! ¡Este mundo es mío! ¡Tú no tienes derecho a entrar en mi propiedad!” La bolita no le hizo caso y se colocó en medio del maravilloso mundo de la Geometría como si fuera suyo. “¡Te expulsaré!” vociferó el cubo. “¡Pfss!”, lo despreció la esfera. El cubo saltó sobre la bola para clavarle una arista, pero como a ella el esfuerzo contra los obstáculos la había endurecido, en tanto que a él la facilidad del camino lo había reblandecido, al golpearla se partió en mil trozos. Antes de caer disgregado, el cubo insistió: “¡A pesar de todo gané, porque llegué primero!” Al disolverse en el limbo de los volúmenes muertos, oyó que la bola le decía: “¡Qué importa que hayas sido el primero si soy yo la que voy a permanecer!”.
La conquista veloz, como todo lo engendrado por la violencia, se desmorona rápido. La sabia lentitud es producto del Amor. Cada paso es una verdadera penetración. El mundo terminará por ser de los pacíficos pero obstinados.
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Imagen: Saffron Finch, Yellow canary (Felt.co.nz)
Montaje de Imagen: Manny Jaef
@alejodorowsky en Twitter
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