sábado, 18 de julio de 2015

Odín Y El Árbol Yggdrasil


En este relato Odín cuelga de Yggdrasil (el árbol de la vida), herido por su propia mano en un sacrificio voluntario, una ofrenda de sí mismo a Sí Mismo, el sacrificio del ego necesario para acceder a la plenitud del Ser. En las raíces del árbol se encuentra un pozo cuya agua daba la sabiduría. Mimir, que lo guardaba, le exigió la entrega de su ojo derecho si quería beberla, precio que Odín pagó sin dudarlo. La posición invertida le permitió asomarse al abismo (El Colgado tiene su “cabeza” justo encima del sendero de El Diablo) y ver las Runas, las letras del alfabeto vikingo que, como las hebreas, tienen un valor fonético y también simbólico.

Sé que estuve colgado de aquel árbol que el viento azota,
balanceándome durante nueve largas noches,
herido por el filo de mi propia espada,
derramando mi sangre por Odín,
yo mismo una ofrenda a mí mismo:
atado al árbol
cuyas raíces ningún hombre sabe
adónde se dirigen.
Nadie me dio de comer,
nadie me dio de beber.
Contemplé el más hondo de los abismos
hasta que vi las runas.
Con un grito de rabia las agarré,
y después caí desvanecido.

Ilustración: Le Pendu by Göttinnen Tarot

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