Alejandro Jodorowsky: Como puede verse, la sensación se puede cambiar. La idea de vivir en una prisión es superable. Por eso mismo puedo tomar lo que quiera de mí, y puedo alejar de mí todo lo que es pesado. Y todo lo que no está claro, yo no lo admito. Ahora proyectad una parte de vosotros. Hay que proyectar solamente un trozo del cuerpo y alejar de nosotros las pulgas depresivas. Cuando sintamos que no podemos más, haremos como los boxeadores: «¡No estoy vencido!». Como un perro, expulso de mí las pulgas, expulso todo lo que me frena y haré lo que tenga que hacer, así de simple. Puesto que son los guardianes quienes nos fastidian, debemos expulsarlos. Y seguimos. Hay que crecer como una esfera, volver a nuestro estado, y después, cuando se siente uno sólido -porque este estado da una sensación de gran solidez-, darle salida a cualquier parte del cuerpo. ¡Sin límites! Tu cuerpo, tu corazón, tus intestinos, lo que quieras. Fortalece lo que tú quieras.
Ahora vais a iluminaros al instante, vais a sentir ser un buda, vais a saber lo que es. Eso os servirá. No hay que deprimirse pensando que lo estáis haciendo mal. Se empieza por hacerlo y se hace lo que se puede. Tomo en una mano la fuerza, la energía, y comienzo a acumular toda la energía del universo. Es el universo completo el que viene a mí... La energía va a llegar, y mi energía va a llegar... ¡Ya está! Eso es la fuerza. Es dejarse ir. Una vez que haces este ejercicio, puedes acumular la fuerza en tus manos y comunicarla a quien quieras, a tu obra, a ti mismo. Hay que imaginar que se tiene, hay que imaginarla aquí, crearla aquí. Masculino, femenino, derecha, izquierda, colaborar juntos, padre, madre, las dos manos... ¡como una plegaria! ¡Dios mío, ayúdame! Estoy así, rezando, y cuando estoy así la energía cósmica viene realmente, se expande. Yo la creo. Soy creador de mi energía. En eso consiste la creatividad.
A veces hay en nosotros un niño que ha sido castigado. Un niño que está atormentado porque le han puesto en un rincón. Le han fastidiado y se ha puesto a la defensiva. Ese niño rechaza todo. Y ese niño, del que se ha abusado, abusa de ti, abusa del adulto, abusa de tu fuerza, no te deja ser tú mismo. ¡Y ya basta! Dejemos a un lado sus caprichos. Ahora mismo le hacemos crecer. Al niño víctima se le hace crecer, ya está bien de fastidiar. Salgo de mí y me lleno de fuerza. Soy capaz de llenarme de fuerza. Toda la energía que llamamos espacio viene a mí.
Continuará...
Fragmentos extraídos de la obra “Psicomagia”, de Alejandro Jodorowsky
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