Alejandro Jodorowsky: Ahora voy a proponer un ejercicio muy simple que va a estimular vuestro talento. ¿No tenéis talento? Pues vais a tenerlo enseguida. No hay que dudar de uno. Tengo el talento cuando tengo la potencia. Y tengo la potencia cuando tengo el derecho de vida o de muerte sobre los otros. A partir de ese momento tengo la potencia. Dios es todopoderoso porque puede matar cuando quiere. Y porque puede crearme cuando él quiere. Y si estoy vivo es porque él me perdona. Luego la capacidad de matar, de perdonar, va a crear el talento. Es simple. Me imagino que soy una cobra, que tengo veneno y que delante de mí hay un mono. Estoy delante del mono, concentrado, completamente ensimismado, me muevo, lo miro, lo hipnotizo, y el mono hace lo que yo quiero. Es una actitud de talento. Os digo la verdad. Yo provoco que vosotros me miréis. Yo provoco que vosotros estéis aquí. Yo os he creado. Hace falta que os convirtáis en cobra. En vez de ser la víctima siempre, la ratita que está hipnotizada, pasamos al otro lado. Somos nosotros quienes hipnotizamos a la gente, ¿de acuerdo? Para eso hay que relajarse y después crear el punto, hacerlo subir, y después nos balanceamos porque estamos listos para saltar, pero no saltamos. Hacemos como que saltamos, pero no saltamos. Es así como se hipnotiza al mono. Tampoco le mordemos. Sólo se le hipnotiza. Tenéis que desarrollar esa capacidad de mirar hipnotizando. No es seducir, es muy diferente a seducir. Con mi concentración mental, tengo al otro. Trabajad eso. Eso es el talento. No estamos asistiendo a una reunión de cobras, sino a una cofradía de sabios que son como cobras, que se respetan unos a otros porque saben que su conocimiento es mortal. Ahora probad a rebasar vuestra cabeza al expulsar la fuerza. Probad a sobrepasar el interior de vuestra cabeza: imaginad que vuestros ojos están treinta centímetros más altos que el cráneo y, sintiendo que sois una cobra, pensad que tenemos bajo el ombligo, dos o tres dedos más abajo, un punto de concentración y que hay una fuerza que sale de ahí hacia el exterior, que puede entrar en los otros. En el vientre. Eso es la carta del tarot el Emperador. Él está sentado así, y la fuerza está ahí.
Continuará...
Fragmentos extraídos de la obra “Psicomagia”, de Alejandro Jodorowsky
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