miércoles, 27 de mayo de 2015

Acto Psicomágico Para Un Hombre A Medias Y Con Problemas Para Dormir

Consulta de anónimo insomne:
Querido Jodorowsky, si todos pensáramos en cómo viven los vagos, seguramente nos sentiríamos mejor. Así como nos sentiríamos mejor pensando que no hemos nacido en África, entre hambre, carestías y sida. Pero es cierto también que nuestra mente (compleja y retorcida) trabaja y crea preocupaciones independientemente de nuestra voluntad. Sobre todo porque soy asesor fiscal, y si, a causa de la crisis mundial, los clientes dejaran de pagarme, tendría que trabajar gratis, y también perder dinero ya que los gastos fijos seguirían existiendo (arriendo, programas para los ordenadores, empleados...).
Acabo de cumplir 45 años. A causa de mi trabajo y de la enfermedad de mi padre no tengo pareja, ni tengo hijos: ¿soy acaso un hombre a medias? Haberme dedicado a mi profesión ¿es acaso un crimen?… Quisiera conocer su opinión al respecto, y concluyo explicando que estoy bajo tratamiento con un psicoterapeuta, y tomo alguna medicina, sobre todo para dormir. Pero nada de dosis de caballo.
No firmo con mi nombre por razones obvias.

Alejandro Jodorowsky le responde:
Querido asesor fiscal, esta frase de su carta es la llave para comprenderlo: “Acabo de cumplir 45 años: a causa de mi trabajo y de la enfermedad de mi padre no tengo pareja, ni tengo hijos: ¿soy acaso un hombre a medias?” La respuesta es : “Sí, usted es un hombre a medias porque psico-emocionalmente se ha quedado niño”. Un niño al que le robaron la infancia. Le aconsejo este acto de psicomagia para que recupere su alegría infantil: “Arriende un traje de personaje de dibujo animado, como por ejemplo un pato Donald. Métase dentro del traje y así, oculto por ese disfraz, vaya a pasearse por un parque de atracciones infantiles. Lleve con usted una bolsa con cien euros en monedas de cinco céntimos. Cuando visite los juegos, desparrame esas moneditas hacia los pies de los visitantes, tal como si fueran semillas con las que alimenta a palomas. Regrese a la ciudad, busque una calle donde trabajen prostitutas y, siempre vestido de personaje de dibujo animado, propóngale a una de ellas que fornique con usted sin que se quite ese disfraz. Si le aceptan la proposición, páguele la tarifa, quítese el traje y abandónelo ante los pies de la mujer, alejándose sin mirar hacia atrás. Si es capaz de hacer esto, comenzará a dormir normalmente.
Cuando recupere sus horas de sueño, pregúntese por qué la enfermedad de su padre le impide tener hijos, es decir encontrar una mujer y amarla... No le responderé yo, sino que dejaré a los lectores la terapéutica tarea de hacerle ver lo que usted se niega a ver.
Ánimo, mis lectores de Arte Para Sanar: la curación de un individuo no debe hacerla un solo individuo sino una tribu. Si eliminamos la crítica en nuestro corazón y lo llenamos de bondad, todo ser humano puede ser un curandero. No sólo aclarar las raíces de un trauma, sino también de recetar un acto sanador. Este es un amable desafío: traten de iluminar a nuestro Anónimo Insomne diciéndole el porqué está haciendo un fracaso de su vida emocional.


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Imagen: DONALD by Odin Benítez 

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