miércoles, 17 de diciembre de 2014

Las Fibras Del Alma

El testimonio del padre Maurice Cocagnac como ayudante de Pachita ilumina desde una perspectiva distinta lo que sucedía en ese exclusivo, y en buena medida anónimo, círculo que convocaba la santa. A diferencia de Jacobo Grinberg, que combina en su libro sobre Pachita la descripción vívida de las operaciones, su propia introspección –pues él, por su parte, comienza un diálogo interno con el Hermano- y su teoría sintérgica; y de Alejadro Jodorowsky, que se ocupa sobre todo de la “técnica” que más tarde aplicaría en su propia práctica (a la psicomagia, el psicochamanismo y la psicogenealogía -el masaje iniciático lo crearía influido por otra chamana: Doña Magdalena), Cocagnac acentúa la naturaleza espiritual que comporta la enfermedad ante Pachita. Escrito verdaderamente en un estado de “conciencia acrecentada”, su libro incluye un fragmento revelador que nos hace pensar en las teorías de la lattice y las supercuerdas, esta última comentada por Miguel Paz (http://homepage.mac.com/penagoscoscorzo/ensayos5.html) en su artículo comparativo entre esta teoría de la física moderna (creada por Michio Kaku) y la Sintergía de Grinberg. Si leemos el fragmento de Cocagnac a la luz de estas ideas, podemos imaginar que se refieren a la misma cosa.

Hay que recordar que para Grinberg nosotros (o sea nuestro cerebro, y aquí podemos escribir también “el alma”) interactuamos con una matriz informacional o campo informacional que todo lo abarca y envuelve y que contiene a cada una de sus porciones toda la información. Es una matriz de tipo holográfico. En este nivel de cualidad de la experiencia no hay objetos separados unos de otros, sino que se trata de un extraordinario campo informacional de enorme complejidad.

En la teoría de las supercuerdas –dice Paz- la estructura material del espacio-tiempo es un entramado o urdimbre de infinitas cuerdas inconcebiblemente delgadas y unidimensionales, las cuales, dependiendo de su fase, pueden percibirse como partículas.

¿Por qué hay tantas de ellas? se pregunta Michio Kaku.
En la teoría de las supercuerdas, una cuerda tiene un tamaño de 10 a 20 (10 elevado a la 20) veces más pequeño que el de un protón (absolutamente invisible para el ojo humano). Reseña Paz que para esta teoría una partícula subatómica es tan sólo un modo de la vibración de la cuerda. Cada partícula correspondería, así, a una resonancia diferente. Ninguna partícula es por sí misma fundamental. Un electrón no es más fundamental que un neutrino... lo es cuando poseemos medios para ver su estructura última. Según esta teoría, si pudiésemos supermagnificar cualquier partícula, veríamos finalmente una pequeña cuerda vibrante (vibración que –de paso- sólo podría tener lugar en universos de 10 dimensiones). De hecho, según esta teoría, la materia no viene a ser otra cosa que las armonías creadas por estas cuerdas vibrantes.

Fuente: Ciclo Literario
Imagen: Maurice Cocagnac


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