Aquí, los Bastos llegan a su expresión esencial: el placer. Uno ha cedido a la tentación o entra en éxtasis, en la voluptuosidad suprema, el gozo de crear. La sexualidad y la creatividad se viven bien, uno es feliz de ser quien es, de hacer lo que hace. Para un artista, es el momento en que se encuentra a sí mismo, halla su propia expresión. Trabajar es una alegría. Para los artistas marciales o la gente que trabaja con la energía, es la manifestación del Qi, la dimensión divina de la energía vital. Los aspectos negativos de esta carta, como siempre en todos los seies, remiten el exceso de narcisismo: el artista repite constantemente la misma obra con autocomplacencia, uno cae en el egocentrismo, la superficialidad, el narcisismo creativo o sexual. También puede uno carecer de alegría, verse bloqueado por la negación del placer.
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Imagen: Manny Godar
@alejodorowsky en Twitter
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