Cuando, gracias al trabajo, se desarrolla y llega a ser el más fuerte de todos, nuestro elefante merece dirigir la manada. Se convierte en la cabeza del grupo. Cuando avanza, va delante de todos. Por ley, los otros machos deben ir detrás. Si uno de ellos, en un intento de rebelión, se le adelantara, él, con su autoridad de jefe, le hundiría los colmillos en la columna vertebral y lo mataría... Si otro macho lo desafiase abiertamente colocándose frente a él, lo eliminaría sin ninguna piedad. No permite que le falten al respeto tratándolo de igual a igual. Pero si por cualquier motivo una hembra se pone frente a él, la empuja con amabilidad hacia la manada seguidora: entre los dos sexos no existe la competición... Muchas veces se genera entre hermanos un espíritu de contienda. Si uno de ellos es el preferido por los padres, el ignorado, al no ser el centro, anhela ocupar el sitio del otro y vivir su vida. Lo que tiene no lo satisface nunca. Desconoce su verdadera naturaleza. No sabe quién es. Necesita constantemente compañía. Tiene miedo de encontrarse solo consigo mismo porque se siente vacío.
Un transeúnte se ha encolerizado al ser salpicado de barro por un coche. Corre por la acera y, en el primer semáforo en rojo, alcanza al conductor y le dice:
-¡Señor, es usted un grosero! Si hubiera sido una persona como Dios manda, se habría detenido para disculparse, habría comprobado el perjuicio que me ha causado, luego me habría llevado en coche a su casa e invitado a un oporto para que me recuperara. Por último, no me habría dejado ir sin darme por lo menos doscientos euros en concepto de daños y perjuicios.
-¡Usted está soñando! ¿Ha visto alguna vez a un conductor comportarse así con usted?
-¡No, conmigo no! ¡Pero ayer, con mi hermana, sí!
Deberíamos saber si, a pesar de no haber recibido de nuestros padres lo que deberíamos haber recibido, hemos alcanzado un alto nivel de consciencia debido a alguna de estas tres razones: porque hemos leído, estudiado, meditado y vuelto a leer, una y mil veces..., porque misteriosamente nos iluminamos de golpe, sin esfuerzo, como si recibiéramos un regalo divino..., o porque una persona compasiva decidió ayudamos... En el primer caso, el del estudio, debemos nuestro progreso a las generaciones precedentes que tuvieron como misión dejar por escrito sus técnicas y teorías... En el segundo, debemos entender que no somos los únicos que hemos tenido la suerte de recibir el don, hay otros que quizá se hayan despertado en un nivel incluso más profundo... En el tercero, aquel que nos indica cómo llegar a ser lo que somos es nuestro maestro para toda la vida... Si no somos capaces de agradecérselo a quien nos ayudó a encontrado, nuestro tesoro no vale nada, y hay demasiados «escritores espirituales» que describen conocimientos y experiencias de otros sin nombrarlos jamás. Los elefantes perfumados nos preguntan «¿Por qué tratas de ocupar un lugar que aún no mereces, si tu goce actual es el de seguir al guía superior? Cuando alcances la meta, entonces se te seguirá a ti. Pero si quieres que te sigan como me siguen a mí, no quieres ser tú, quieres ser yo, lo cual es lamentable: vivirás fingiendo conocer lo que sólo has leído o te han dicho, sin haberlo experimentado nunca».
Cuando pasa el tiempo, el gran elefante, dándose cuenta de que la vejez lo ha debilitado, permite que el joven más fuerte de la manada se coloque delante de él. En total paz, se produce un simple traspaso de poder, sin lucha, sin competición previa. Las hembras y los elefantes menos fuertes siguen de forma natural al nuevo guía. El anciano, detrás del grupo, va retrocediendo poco a poco hasta que muere con dignidad, sin que nadie lo vea.
Es probable que vengamos de familias en las que los padres, de manera quizá inconsciente, sienten celos de sus hijas o hijos. De forma conflictiva han grabado en sus psiques infantiles «Para que nosotros te amemos, tienes que triunfar. Pero si logras lo que nunca nosotros pudimos lograr, nos perderás: dejaremos de amarte, o moriremos».
Un célebre pintor chileno, asistiendo a una exposición de pinturas de su hijo, escupió en los cuadros. El muchacho tuvo éxito, pero tiempo después se suicidó... Al entrar en la pubertad, una muchacha comenzó a vestirse con ropa que la hacía más atractiva. Su madre la imitó. Cuando su hija le presentó a su novio, la señora hizo todo lo que pudo para seducirlo, hasta lograr convertirlo en su amante...
Tenemos que ser conscientes de que hemos nacido en una sociedad que es consumidora y que es competidora, lo cual nos impulsa a vivir comparándonos. El iniciado acepta al Maestro sin compararse con él, sin competir con él. En lugar de querer asesinarlo, abre su corazón y lo absorbe. ¿Qué representa este Maestro? Ramakrishna dijo: «Si lanzamos un pedazo de plomo en un recipiente que contiene mercurio, se disuelve con rapidez. De la misma manera el alma superior pierde su existencia limitada cuando se sumerge en el océano de Brahman». Brahman no sólo es el Dios exterior, es también el Dios interior.
Había una vez una muñeca de sal que quería medir la profundidad del océano. Llegó a orillas de la inmensa extensión de agua y la contempló. Hasta ese momento, continuaba siendo la misma muñeca de sal, conservando su propia superioridad. Pero apenas posó un pie en el océano, comenzó a desaparecer. Estaba perdida. Muy pronto fue imposible distinguirla. Todas las partículas de sal que la componían se habían disuelto en el agua del mar. La sal con que estaba hecha provenía de ese mismo océano: ahora había retornado para unirse de nuevo a él.
Fin
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Consejos de Alejandro Jodorowsky, en “Cabaret Místico”
Que belleza.Gracias
ResponderEliminarMuchas gracias, muy agradecido!
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