viernes, 1 de agosto de 2014

La Vanidad Es Un Fruto Sin Semillas

“Cuidado con exhibir lo que sabes por vanidad. Mientras más el mono se eleva, más muestra su ano peludo”.
— Alejandro Jodorowsky 

“Cuando bebas agua, recuerda la fuente”, reza el proverbio. En efecto, la gratitud nace de la conciencia y en ella la memoria juega un papel esencial. Por ese motivo, el necio es desagradecido ya que es incapaz de reconocer el valor que procede del otro. Porque la vanidad no quiere saber nada de la gratitud. El vanidoso, el narcisista y el egoísta son ingratos. A lo sumo su gratitud es interesada: la expresan esperando mayores favores. Porque aquél que está encerrado en su propia autosuficiencia y en las corazas inconscientes de sus complejos no tiene memoria, no quiere tenerla, luego no quiere reconocer. No porque no le guste recibir, sino porque la gratitud implica manifestar la gracia del otro, lo cual no encaja en su ecuación existencial.

En el extremo opuesto, el ser humano lúcido puede sentirse abrumado, conmovido, por todo cuanto recibe. Gratitud por la vida, por la salud, por la existencia del ser amado, por el libro que revela, el paisaje que conmueve o el recuerdo que da sentido. Pero también gratitud por las pequeñas cosas que son grandes placeres: la conversación amena, el pequeño gesto amable, la mirada cómplice, la caricia casi imperceptible pero deseada.

Y es que no puede haber gratitud sin humildad. ¡Qué bella es la etimología de la humildad! La humildad nos remite al humus; a lo que fertiliza la tierra. Aquello que la naturaleza desprende de sí misma para poder crecer liberándose de los lastres del pasado. Esa liberación deviene el abono imprescindible para el desarrollo que está por venir. Además, la vanidad ciega, pero la humildad revela; porque es real, no es fatua, ficticia ni aparente.

Álex Rovira

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Alejandro Jodorowsky: El florecer de un espíritu debe suceder a su tiempo, naturalmente, después de constantes esfuerzos y desvelos que deben ser realizados sin publicidad. Tratar de lucirse, dando a los procesos un bombo prematuro, es satisfacer la vanidad, más no el hambre y la sed de perfección.

- En su lucidez, ¿Qué es la vanidad?
Es un desierto que para soportar su aridez crea espejismos de bosques.


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Imagen: Rosica Hadzhieva
Montaje de Imagen: Manny Jaef 
@alejodorowsky en Twitter

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