sábado, 8 de agosto de 2015

Yo Quiero Una Escopeta


Un padre amonesta a su hijo:
-Fuiste un bebé feo, luego un mal hijo; serás un mal marido, padre de familia espantoso y terminarás en la silla eléctrica.
Entonces, con aires de protectora, interviene la madre: -Quizá le concedan la gracia.

¿Qué hacer en una situación como ésta? Cuando creemos no tener sentimientos paternales o maternales, debemos confiar en que nuestro centro intelectual sabe lo que es ser un buen padre o una buena madre. Entonces, guiados por él, debemos imitar el amor diciéndonos: «Mis hijos tienen tal problema o necesitan esto. Si los amara bien, ¿qué haría?». Y así de imitación en imitación, finalmente el corazón se libera sus blindajes y deja expandirse el amor que siempre estuvo en él, pero retenido. Pero si no hacemos estos esfuerzos y en lugar de ternura damos órdenes...

-Papá -dice un niño al autor de sus días-, quiero que por mi cumpleaños me regales una escopeta de verdad.
-Eso no es posible.
-¿Por qué?
-Porque a los niños no se les debe regalar esas cosas.
-¡Yo quiero una escopeta!
-¡No!
-¡Sí!
-¡Basta! -replica el padre- ¿Quién manda aquí?
-Tú, por supuesto -responde el niño-. Pero si yo tuviera una escopeta...

Alejandro Jodorowsky
Ilustración: Amos Sewell

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