Lo primero es saber, después ya vienen las herramientas y los recursos.
Pero ahora puntualizaremos en la siguiente fobia: EREUTOFOBIA
“Temor angustioso de ruborizarse acompañado de una gran facilidad para hacerlo”.
“No es que ellos sean tímidos y se pongan colorados, sino que como se ponen colorados, empiezan a rehusarse a enfrentar la vida social. Se empiezan a retraer”.
“Muchas personas dejan de trabajar, no van al supermercado porque nunca se exponen a nada, nunca hablan en una reunión y tratan de pasar desapercibidos para que nadie los note”.
“No se relacionan afectivamente con nadie, porque no son capaces de establecer el primer paso del nexo afectivo, aunque después son normales cuando logran tener una pareja”.
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Cuando la respuesta del RUBOR FACIAL es inducida anormalmente por los estímulos más leves, como subir al metro, ir de compras, encontrarse con alguien, etcétera, estamos en presencia del RUBOR FACIAL PATOLÓGICO. Esto hace que las personas se vuelvan muy tímidas, introvertidas, inseguras, con miedo al ridículo, pudorosas y extremadamente sensibles.
Su control no pasa por las manos de quien lo padece, ya que se presenta como un accionar involuntario y no deseado frente a momentos de angustia, temor, pudor y fobia, creando con ello situaciones embarazosas que pueden llegar a dañar psicológicamente a la persona.
La ruborización facial severa es una condición causada por la sobre actividad del denominado sistema nervioso simpático, del cual no tenemos control voluntario. Estos nervios se tornan especialmente activos durante estímulos emocionales y actividades sociales, como resultado de la activación de las vías simpáticas cervicales vasoconstrictoras y sudo motoras de la región craneofacial, que originan una vasoconstricción post capilar.
Este trastorno puede tener consecuencias psicológicas que pueden llegar a conductas de evitación, a la fobia social e incluso a la depresión.
Extirpar el miedo
El psicólogo Antonio Luis Maldonado es contrario a ‘operar’ este problema sin probar antes soluciones menos radicales, ya que la eficacia del tratamiento psicológico de las fobias es «cercana al 100%.
«Me parece una barbaridad que a una persona, no porque tiene rubor, sino porque tiene miedo al rubor, se le haga una intervención quirúrgica. En la fobia social también hay miedo a que otros te vean el temblor o el sudor. ¿Qué le extirpamos para que no tiemble? Y si tiene miedo a los ascensores, ¿qué hay que hacer, extirpar todos los ascensores…?». Lo correcto, afirma, es lo contrario: «En las fobias no hay que eliminar el estímulo fóbico, sino enfrentarse a él y darse cuenta de que no es peligroso, de que no pasa nada».
Alejandro Jodorowsky también dice que en muchas ocasiones, cada miedo enmascara un deseo reprimido. Ese deseo a un “objeto” determinado, se puede simbolizar con otro diferente, de manera que cada fobia podría ser una metáfora de un deseo reprimido. Miedo y deseo es lo mismo a nivel inconsciente, tenemos la prueba en el mundo onírico.
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Diálogo vía Twitter
Preguntan a Alejandro Jodorowsky en Twitter:
- @MundoVacio_: ¿Cómo evito sonrojarme?
Respuesta: Ve a 10 reuniones sociales con toda la cara pintada de rojo. Si así lo haces ya no te importará sonrojarte.
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Montaje de Imagen: Manny Jaef
@alejodorowsky en Twitter
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