Sus tímidos avances chocaban con conceptos heredados de su árbol genealógico que parecían murallas infranqueables. Prohibiciones de todo tipo frenaban cualquier atisbo de transformación profunda. Sin embargo era consciente que toda revolución se hace por uno mismo -la patria está en el corazón- y la única libertad a la que podemos aspirar es la que se consigue con un trabajo interior.
Deseaba aceptar aquella transformación intensa -casi radical- que el destino le proponía, aunque desconociera el final del camino que no podía ver. Estaba obligado a dar un paso en el vacío, como un náufrago que renuncia a todo salvo a su sabiduría.
Puso su inteligencia, mundo emocional, creatividad sexual y vida material al dictado de su “dios interior” que era el que movía los hilos y conocía el camino a seguir.
Tomado de Plano Sin Fin
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Imagen: Existence by RJW-Photo
Montaje de Imagen: Manny Jaef
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