martes, 6 de mayo de 2014

Psicomagia Aplicada Ante Llantos Incomprensibles

Hay personas a quienes, dentro de los límites de nuestro mundo, no les falta de nada. Les va bien en el amor, la salud o el dinero pero, sin saber por qué, de vez en cuando se entristecen y lloran. Nuestro cerebro, en la tierna infancia, puede actuar como un espejo emocional: copia los sentimientos de su madre y, un poco más tarde, los de su padre, los de sus abuelos o los de cualquier otro pariente. Estos sentimientos se incrustan en el fondo de la memoria y tienden, cada cierto tiempo, a resurgir. Estas tristezas incomprensibles no son nuestras... y podemos, de forma simbólica, devolvérselas a quien le pertenezcan.
Basta con tomar un objeto cualquiera, concentrarse en él y mojarlo con nuestras lágrimas (si no llorásemos, con nuestra saliva) y enviárselo en un paquete como regalo, acompañado de una tarjeta que diga «Esto te pertenece, no es mío», al pariente de quien hayamos reflejado su problema. En caso de que no podamos descubrir a quién pertenece esa pena que nos invade, es reconfortante, mientras lloramos o nos deprimimos, chupar un biberón lleno de leche azucarada.


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Alejandro Jodorowsky en “Manual de Psicomagia”.


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