Esa ley que causó una de las mayores revoluciones de la química fue descubierta por Antoine-Laurent Lavoisier: “La materia no se crea ni se destruye solo se transforma”. Junto con su mujer, que compartía con él la pasión por la investigación y una inteligencia brillante, elaboraron el sistema métrico, el método de nomenclatura química, identificaron el oxígeno, el hidrógeno, y además de muchas otras aportaciones a la química, demostraron que un objeto oxidado no perdía peso sino que ganaba pues atrapaba moléculas de oxígeno del aire. Fue la primera vez que se comprendió que la materia se puede transformar pero no eliminar. Cuando quemamos un libro, la materia se convierte en ceniza y humo, pero la cantidad total de materia en el universo es la misma.
En su caso no fue la intolerancia a las nuevas ideas lo que le llevó a la guillotina, sino que fue la crítica a uno de los agitadores políticos de la mayor revolución política en la historia de Europa. Lavoisier como miembro de la Real Academia de ciencias demostró la falsedad de una teoría sobre la combustión de un científico joven: Jean-Paul Marat, y éste nunca se lo perdonó, sediento de sangre como un vampiro no vaciló en denunciarlo a la Asamblea Nacional.
Desearía que ocurriese lo que Mario Benedetti nos cuenta en su Historia de Vampiros, quizás así las vidas de científicos, políticos o ciudadanos comunes estarían más protegidas. Aquí os lo transcribo:
Era un vampiro que sorbía agua
por las noches y por las madrugadas
al mediodía y en la cena.
Era abstemio de sangre
y por eso el bochorno
de los otros vampiros
y de las vampiresas.
Contra viento y marea se propuso
fundar una bandada
de vampiros anónimos,
hizo campaña bajo la menguante,
bajo la llena y la creciente
sus modestas pancartas proclamaban,
vampiros beban agua
la sangre trae cáncer.
Es claro los quirópteros
reunidos en su ágora de sombras
opinaron que eso era inaudito,
aquel loco aquel alucinado
podía convencer a los vampiros flojos,
esos que liban boldo tras la sangre.
De modo que una noche
con nubes de tormenta,
cinco vampiros fuertes
sedientos de hematíes, plaquetas, leucocitos,
rodearon al chiflado, al insurrecto,
y acabaron con él y su imprudencia.
Cuando por fin la luna
pudo asomarse
vio allá abajo
el pobre cuerpo del vampiro anónimo,
con cinco heridas que manaban,
formando un gran charco de agua,
lo que no pudo ver la luna
fue que los cinco ejecutores
se refugiaban en un árbol
y a su pesar reconocían
que aquello no sabía mal.
Desde esa noche que fue histórica
ni los vampiros, ni las vampiresas,
chupan más sangre,
resolvieron
por unanimidad pasarse al agua.
Como suele ocurrir en estos casos
el singular vampiro anónimo
es venerado como un mártir.
╰☆╮
“A donde quiera que vayas, aunque sea a otro mundo, ya has estado ahí antes”.
— Alejandro Jodorowsky
Diálogo vía Twitter
Preguntan a Alejandro Jodorowsky en Twitter:
- @araya77: ¿Cuál es el argumento?
Respuesta: Nada se crea, todo se transforma. Tu materia está formada por la materia del todo.
∼✻∼
Imagen: Another World by burcinesin
Montaje de Imagen: Manny Jaef
@alejodorowsky en Twitter
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