“Cada artista siente la necesitad de pintar por fin el verdadero tarot” .
— Alejandro Jodorowsky
Por Ananda Watanabe
Pintar el Tarot, desde sus inicios en el siglo XV, nació para celebrar la conquista del poder. He esperado esta pieza desde hace mucho, pues ya estaba en mí desde que mi madre lo leía. Al ejecutarlo, celebro el poder al tener una autonomía con mi propio estilo como artista. Admiro mucho los detalles que pusieron los miniaturistas que pintaron las cartas en sus primeras versiones. Cada uno de éstos dibujos ópticos (cada carta), tiene que ver con lo terrenal, lo cósmico, lo espiritual, sexual y demás símbolos que se manifiestan en la unión y pulso de sí mismo por medio de la psique. Todo significa algo; la identificación con el mundo allá afuera se da cuando entendemos este significado, no como divinidades, sino como una integración total.
“Tengo experiencias con el Tarot muy arraigadas desde mi infancia. En mi vida adulta tuve influencia y acercamiento a Jodorowsky, hasta llegué a tatuarme la Luna como una manera de integrarme con lo femenino en mí por medio de la sexualidad. Son lecciones para uno mismo, que te llevan a navegar a lo interno, nada tiene que ver con juegos o adivinaciones. Un juego ganador, lleno de poesía, locura, me recuerda a mí madre. De principio pensé en el orden común para las cartas, iniciar con el Mago y terminar el Mundo, pero la disposición, debe corresponder a las lecciones y el desvelamiento personal de quien lo estudia, se debe de crear un orden propio para no caer en el caos”.
“En la obra expongo misterios, secretos, ideas internas por medio de un rompecabezas en dibujos que crea un centro casi como un mándala, en su formación en letras puede culminar en frases o discursos enteros. Visualízalo como un alfabeto parlante, un lenguaje jamás mudo. Los misterios emergen detalle tras detalle pues los dibujos no son más que una escritura en imagen. Al estudiarlo tuve que enfrentarme a grandes retos, había mucho que superar...”
Creado por una sola mente, a través de los siglos, el artista logra transmitir hasta hoy el conocimiento por medio de la forma y color. El saber y riqueza de los dibujos permanece inmóvil, pues es la mente que se mueve, mientras el cuerpo permanece en quietud. El interés o provocación al entendimiento también trae muchos conflictos, pues es una lucha; el color se engendra en combate de polos opuestos, la luz y la oscuridad. El blanco es pureza -conocimiento y el negro la ignorancia -el abismo. Ambos elementos están presentes; a través de esta lucha es donde se adquiere el poder para alcanzar a descubrirlos. Así como del carbón brotan diamantes, es en el camino fangoso de donde descenderá la cascada. El mensaje cambia en función a la disposición de las cartas al mezclarse y unirse con los símbolos y los colores, la mezcla de ellos da libertad infinita de la conciencia y a su vez muestra el inconsciente que muchas veces tratamos de difuminar en la sombra. La existencia de un reino invisible, eterno e infinito termina en cada carta del arcano.
Imágenes: “Arcanum” El tarot de Panca
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