sábado, 24 de octubre de 2015

Tres Consejos Para Ser Madre


La maternidad es un gran arte; tienes que aprenderlo. ¡Así que empieza a aprenderlo! Me gustaría decirte algunas cosas:

Primero, nunca trates al niño como si fuera tuyo, nunca lo poseas. Viene a través de ti, pero no es tuyo. Dios te ha usado como vehículo, como instrumento, pero el niño no es una posesión tuya. Ámalo, pero nunca poseas al niño. Si la madre empieza a poseer al niño, entonces se destruye la vida. El niño empieza a ser un prisionero. Estás destruyendo su personalidad y lo estás reduciendo a una cosa. Sólo una cosa puede ser poseída: una casa puede ser poseída, un coche puede ser poseído, nunca una persona. Así que ésta es la primera lección, prepárate para ella. Antes de que llegue el niño deberías estar lista para recibirlo como un ser independiente, como una persona por derecho propio, no simplemente como tu hijo o tu hija.

Lo segundo: trata al niño como tratarías a una persona adulta. Nunca trates al niño como a un niño. Trata al niño con profundo respeto. Dios te ha elegido como anfitriona. Dios ha entrado en tu ser como huésped. El niño es muy frágil, desvalido. Es muy difícil respetar al niño. Es muy fácil humillar al niño. La humillación resulta fácil porque el niño está desvalido y no puede hacer nada, no puede tomar represalias, no puede reaccionar. En cuanto respetas al niño, no tratas de imponerle tus ideas. No tratas de imponerle nada. Simplemente le das libertad, libertad para explorar el mundo. Le ayudas a hacerse más y más poderoso en la exploración del mundo, pero nunca le das instrucciones. Le das energía, le das protección, le das seguridad, todo lo que necesite, pero le ayudas a alejarse de ti para explorar el mundo. Y, por supuesto, la libertad incluye también el error. Es muy difícil para una madre aprender que cuando das libertad al niño no se trata sólo de libertad para el bien. Es también necesariamente la libertad para hacer mal, para cometer errores. Así que haz que el niño esté alerta, sea inteligente, pero nunca le des mandamientos, nadie los cumple, y la gente se vuelve hipócrita.

Y lo tercero: no escuches a la moralidad, no escuches a la religión, no escuches a la cultura, escucha a la naturaleza. Todo lo que es natural es bueno, incluso si a veces te resulta muy difícil, muy incómodo. Porque no te han educado según la naturaleza. Tus padres no te educaron con verdadero arte, amor. Fue algo accidental. No repitas los mismos errores. Muchas veces te sentirás muy incómoda...

Así son estas tres cosas... y empieza a meditar. Antes de que nazca el niño deberías entrar todo lo profundamente que puedas en la meditación.

Osho, El libro de la mujer

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