sábado, 10 de octubre de 2015

Religión Y Psicoanálisis


La religión depende de crear culpabilidad: primero tira alquitrán de carbón en los corazones de las personas y luego diles cómo limpiarlo..., y entonces tendrán que pagar por ello.

El psicoanálisis es una reacción. No lo llamo una revolución, sino tan solo una reacción. Reaccionó contra todo este asunto y empezó a hacer lo opuesto: hace que estés orgulloso de tus cosas. Dice: «Esto es perfectamente normal. Si te meas en la cama, es perfectamente normal. No hay nada de malo en ello. Deberías estar realmente orgulloso de ello.» Te apoya tal como eres.

La religión te condena tal como eres. El psicoanálisis te convence de que ésta es la única manera de la que puedes ser y de que estás perfectamente bien. Estás bien: ése es el mensaje del psicoanálisis. Ambos están equivocados. Ni necesitas sentirte culpable ni necesitas sentirte perfectamente bien. Si te sientes culpable te convertirás en una víctima de la iglesia, del sacerdote, y te explotarán. Si empiezas a sentir que estás perfectamente bien, te adormeces, dejas de crecer.

Tienes que saber una cosa: que la vida significa evolución, crecimiento; la vida significa ascender más y más... a nuevas plenitudes, a nuevos planos del ser. No hay necesidad de que te sientas culpable de lo que eres; pero sí hay una enorme necesidad de que anheles elevarte más, porque eres una semilla, un potencial... y puedes convertirte en Dios. Si te aceptas tal como eres y te asientas en ello, seguirás siendo una semilla; nunca te convertirás en un árbol y nunca podrás tener un diálogo con las estrellas. No podrás jugar con el viento, la lluvia y el sol. Permanecerás encogido en una semilla. ¡Pero no hay necesidad de que te sientas culpable! Una semilla es una semilla; no hay necesidad de sentirse culpable; pero la semilla tiene que convertirse en un árbol. Hay una necesidad auténtica de indagar acerca de tu propio potencial. Nunca te sientas culpable, nunca te sientas orgulloso. Siéntete inmensamente feliz de que se te ha dado una gran oportunidad de crecer.

Osho, El secreto de los secretos  

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