domingo, 9 de agosto de 2015

Para Un Ser Iluminado, Todo Es Milagro


El velero en el que viaja Mulá Nasrudín está atrapado en una terrible tormenta. El océano furioso está a punto de tragarse el navío. Mulá Nasrudín se arrodilla en el puente, en medio de sus compañeros de infortunio, y exclama:
-¡Oh, Alá el compasivo, si ordenas a los vientos que se calmen encenderé en tu alabanza un cirio tan alto como el mástil de esta barca!
-Cuidado con lo que dices, Nasrudín -le grita su vecino para hacerse oír por encima del estruendo de las olas-, puedes caer en perjurio. Nunca podrás procurarte un cirio tan grande...
-¡Calla, hombre de poca fe! -responde Nasrudín-. ¡Si Alá es capaz de calmar esta tremenda tempestad, seguro que también puede enviarme el cirio!

En verdad, se logra obtener un milagro cuando, abandonando las anteojeras mentales, desarrollamos la capacidad de captarlo. Para un ser iluminado, todo es milagro. Sabe que en una simple piedra reside la Consciencia infinita. Sabe que tiene una mirada que depende de su Yo personal y otra que pertenece a su Yo esencial.
Sabe que ve más de lo que ve, que oye más de lo que oye, que huele más de lo que huele, que toca más de lo que toca, que gusta más de lo que gusta...

Alejandro Jodorowsky
Ilustración: ShipWreck by Feghost

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