martes, 4 de agosto de 2015

Liberarse De La Culpa


Castigarse por los errores del pasado es multiplicar hasta el infinito el poder de esos errores sobre ti y tu conducta. El castigo, la laceración psíquica constante por las culpas, la condena que cada uno de nosotros nos imponemos en estados de desesperación, estupor, turbación mental, son cárceles mentales que encierran nuestra capacidad de encontrar la razón del error cometido y la justa cantidad de culpa que debemos sentir para mover el motor de la creatividad que nos hará encontrar el mejor modo de reparación posible. El tiempo de la culpa es necesario para tomar conciencia del error y del daño provocado y encontrar la manera de reparar por medio de una limpieza de pensamiento. Pero si quedamos atrapados en la culpa, ella misma se volverá contra nosotros y de inmediato justificara el daño poniendo la responsabilidad del mal acto en el otro que lo provoco, en nuestros padres, en el pasado, en la mala suerte de nuestra vida, en el otro que es malo y nos provoca. Es decir, comenzamos a poner afuera lo que esta dentro también, porque si no está dentro de nosotros, lo de afuera no nos toca, no nos mancha, no nos perturba. Darle a tu vida entera castigo por algo que cometiste es absurdo e inútil porque no solo no asumes la responsabilidad sino que, al evitar transformarla te conviertes en un agujero negro por donde pasa todo el odio, el resentimiento del que lastimaste y del que intenta acercarse. TODOS cometemos errores y todos sabemos que merecemos una reflexión y buscar una salida. El castigo es una salida CÓMODA porque es quedarse ahí paralizado y no hacer nada, no sirve, no alcanza. Los errores son oportunidades para buscar nuevas estrategias para la vida, si es necesario, radicales, fuertes y profundas. A veces irse es liberar, pero escapar es quedar preso.

Karey Beard
Ilustración: Guilt by Poppy May

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