lunes, 4 de mayo de 2015

Nuestra Forma De Amar

El amor... siempre he querido aprender del amor; me da la impresión de que a veces hay un resquicio, una posibilidad más... que algo queda por expresar, por salir, por explotar dentro o por expandirse fuera.
Así vivimos muchas veces, sumergidos en dualidades: por un lado el ideal de pureza y por otro lo que sentimos y manifestamos en la actualidad o dicho de otro modo: el amor condicionado que cada uno puede dar, que siempre estará sujeto a posible aprendizaje y mejora.
Creo que es importante reconocer y colocar mentalmente cada “cosa” en su sitio porque de otro modo nos fragmentamos sin remedio... sufrimos y hacemos sufrir a los demás, sobre todo cuando queremos “llegar allí” sin aceptar lo que existe ahora y “aquí”.

A veces durante determinadas relaciones, me vienen pensamientos sobre dificultad o inviabilidad... son pensamientos pesados y densos que aparecen tras cualquier desavenencia. Si me paro un rato e intento “tirar del hilo” puedo ver qué hay tras esos pensamientos, y no es más que “el ideal”... capaz de generar una inconsciente proyección a futuro de dicha relación, que en nada se parece a lo que está ocurriendo en esos momentos, dando lugar a pensamientos exagerados que recuerdan un poco a esos mosquitos que necesitan picarte para poder subsistir.
Pero la realidad del día a día de una relación suele ser muy distinta y en ella se pone a prueba constantemente la paciencia y la comprensión... donde cada momento puede servir para observar nuestros recuerdos y condicionamientos, ya que el inconsciente se delata constantemente.
Y cuando esto ocurre, me gusta dejar que los pensamientos oscuros pasen de largo mientras intento estar en paz un rato para reencontrarme de nuevo con el amor, porque sabemos que a menudo desconectamos de él y entonces todo pierde sentido, apareciendo la rabia, el miedo, la negatividad o el dolor psicológico. Sin embargo, desde un sentimiento amoroso la mirada cambia y todo parece aclararse; por eso creo que es necesario amar nuestra forma de amar, en cualquiera de sus manifestaciones... y de ese modo, podremos también comprender cómo ama nuestra pareja o cómo ama cualquier persona.
Es como asumir el amar de un amor imperfecto, de un amor producto de unas vivencias anteriores. Hace ya tiempo que una amiga me decía que su marido no le amaba, por eso le hablé en este sentido, de que era posible que sí la amara tal como él sabía o “le salía”. Distinto es que a ella le gustara esa forma de amar porque estaba claro que no se sentía amada tal como deseaba pues no se encontraba bien junto a él. Terminó divorciándose, pero tras este reconocimiento pudo comprender mejor al marido y forjar una relación de amistad que hasta ahora le ha servido para poder compartir ratos juntos, ya que tienen dos hijos en común.
Un amigo comentaba el otro día que ya estaba harto de su forma de amar: la suya propia. Que notaba que sus condicionamientos le encaminaban hacia unas relaciones muy dependientes emocionalmente hablando. Creo que cuando uno se harta de algo, es como decirle al inconsciente que pare, que deje de repetir, tal como si fuera un decreto que puede dar lugar a un cambio inminente, pues la vida y nuestra psiquis son uno... cierto que esto suele funcionar sólo cuando estamos verdaderamente hartos, porque si de alguna forma gustas de ello, aunque sea pequeña, inconsciente o disimulada, esa intención no suele ser suficiente como para producir un cambio importante.

Andrea Garcia Portaluppi


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Imagen: Daylight is the enemy by Kay Arne Johansen 
Montaje de Imagen: Manny Jaef 
@alejodorowsky en Twitter

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