jueves, 4 de diciembre de 2014

Reflexión Sobre La Guerra Y La Paz


Por: Dr. Moisés Adamsky

“En la paz, los hijos entierran a los padres, la guerra altera el orden de la naturaleza y hace que los padres entierren a sus hijos”.
Herodoto
“Los que provocan las guerras, renunciarán a ellas cuando comprendan que ganan más dinero con la paz”.
Alejandro Jodorowsky
“La guerra es una invención de la mente humana”.
Winston Churchill
“La guerra es una masacre entre gentes que no se conocen para provecho de gentes que sí se conocen pero que no se masacran”.
Paul Valéry
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El tema de la guerra es tan antiguo como el hombre mismo. Según algunos científicos, el homo sapiens existe desde hace aproximadamente un millón de años, y desde entonces los hombres se han peleado entre sí por multitud de motivos: Comida, territorio, poder sobre otros, sexo, posesiones materiales, etc. Y en la actualidad, después de un millón de años, el hombre sigue peleándose por exactamente los mismos motivos. ¿es acaso la guerra algo inherente a la naturaleza humana? ¿viene la guerra incorporada al ADN de la especie? ¿es nuestro destino seguir peleando hasta la extinción total? ¿no nos quedan otras soluciones más que la confrontación armada de los unos contra los otros?.

La respuesta a estas preguntas es un rotundo y definitivo: NO. Veamos porqué. Hay una vieja y acabada idea de Marx, de que el motor de la historia humana es la lucha o guerra de clases, desde la época primitiva hasta la época actual. Hace mucho tiempo que la historia misma ha demostrado que esta idea es totalmente falsa, destructiva, violenta, y de pésimo mal gusto. La extinción de todos los llamados países socialistas a raíz de la Perestroika implementada por M. Gorvachov y el derrumbe del muro de Berlín probaron a todo el mundo que esa postura belicista del Marxismo era un verdadero veneno para toda la humanidad, incluso para los propios comunistas. Esto trajo como consecuencia feliz, la disolución total de la “guerra fría” entre países capitalistas y socialistas y por tanto la imposibilidad completa de una tercera y última guerra final con bombas nucleares. Pero la historia sigue y las guerras no terminan, ahora por otros motivos que ya no son la guerra de clases. Imaginen la siguiente escena: Una mamá está viendo la TV. en EU junto con sus 2 hijos pequeños, y contemplan una película de guerra en la Roma antigua. Corre el año 1968 y están divirtiéndose mucho viendo como los Romanos y los Galos (Franceses) se parten la madre. Hasta se ríen cuando uno de ellos le corta la cabeza a otro con su espada. De pronto suena el timbre de su casa, y es el cartero que comunica a la esposa, que el Gobierno de los EU, le da su más sincero pésame por que su esposo y su hijo de 20 años acaban de morir en Vietnam en defensa de los “heroicos intereses democráticos de la Patria”. Ahora en la cruda realidad, a la señora y los niños ya no les parecen que las guerras sean divertidas y chistosas. Las guerras parecen irreales y hasta cómicas cuando sólo las vemos desde lejecitos, pero millones de humanos las han vivido personalmente y han quedado marcados para siempre por una secuela de dolor, sufrimiento y muerte. Las guerras no son ni divertidas ni chistosas. Todas las guerras, incluyendo revoluciones, gobiernos bélicos, peleas entre novios, familias conflictivas, empresas “competitivas”, partidos políticos intolerantes, religiones fanáticas e individuos iracundos y rabiosos, son batallas entre seres humanos de carne y hueso, y solamente dejan sufrimiento extremo a todos los involucrados. ¿cómo es posible que los humanos se atrevan a esperar recibir los tesoros más preciados tales como el amor, la abundancia, la salud, el progreso en todas sus formas, la felicidad, y la santa PAZ, si se la pasan peleando unos contra otros todo el tiempo en todos lados? ¿y cómo es posible que un individuo espere también lograr esas joyas, si se la pasa peleando con él mismo en forma de resentimientos hacia los demás, con ideas culpables de cualquier cosa, con preocupaciones inútiles, odios, codicias, envidias, venganzas, miedos y dudas de toda especie? ¿cómo se atreven?.

Toda la humanidad tenemos aquí y ahora exactamente lo que nos merecemos, colectiva e individualmente, cada uno de nosotros, sin excepción. Sólo hay UNA manera de terminar con las guerras para siempre: DEJAR DE PELEARNOS UNOS CONTRA LOS OTROS Y CON NOSOTROS MISMOS. Si realmente queremos un planeta en PAZ perpetua, tenemos que empezar hoy mismo por hacer las paces con nosotros mismos y con TODOS los demás miembros de la raza humana. Les deseo a todos mis gentiles lectores PAZ PROFUNDA.

Fuente: Periódico 637
Ilustración: pazinterior333 (by Marta Ventura)

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