Vestido con un traje de niños abandonados.
Deseando solo una caricia pasional.
Luchando con un pasado posesivo.
Liberándonos de golpes pegados en los poros.
Escupiendo insultos con voz imitada, que no nos pertenece.
Sufriendo dolores misteriosos.
Atados a la historia, en un inconsciente colectivo, en medio de ideas falsas y contagiosas.
Nos sentimos presos. Pero la esencia, el verdadero ser, el que nació antes de inspirar el mundo, vibra en nuestras intuiciones como un temblor luchando contra la arquitectura humana.
La neurosis es ajena.
Somos belleza pura.
Somos una evidencia en camino hacia la aceptación.
¡Fe!
Fuente: Adanowsky en Facebook
Ilustración: Marta Ventura
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