Las palabras no tienen el mismo significado para cada uno. No producen el mismo eco, no despiertan las mismas emociones. Difícil conversar. No es fácil hacer callar nuestro diálogo interior. Es un interminable cacareo que nos saca de la realidad. Dí lo que sientes y lo que quieres. No seas como los ahorcados que sin decir nada sólo muestran la lengua. Queriendo hacer de las palabras piedras en nuestras manos, quitamos el festín de la vida olvidando el diamante incomparable. No hay mundo real. Para pensar hay que establecer un mundo imaginario compuesto de palabras.
Y ahora me despido con unas palabras del monje Ejo Takata: “Unos van, otros vienen, yo sólo soy una piedra del camino”.
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Ilustración: Willy Ollero
Intervención de Imagen: Manny Jaef
@alejodorowsky en Twitter
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